María: FIGURA ACABADA de la Iglesia

La preciosa herencia carmelitana de amor a María, madre, hermana y modelo de virtudes, nos llega a la familia palautiana con Francisco Palau, con rasgos propios. María es, ante todo, la gran reveladora de la Iglesia.

Palau contempla y anuncia a María como tipo perfecto de la Iglesia. La idea clave del pensamiento de Francisco Palau respecto a María es el de la misteriosa unidad y santidad de María en relación con la Iglesia. Sin dejar de lado los dones y títulos tradicionalmente atribuidos a la Virgen María, no la considera aisladamente, sino que la contempla en el conjunto del misterio eclesial: es parte, miembro y tipo del mismo: es madre, medianera y su figura perfecta. En la espiritualidad palautiana tenemos que contemplar a María como miembro singular, creado y constituido para que fuese tipo único, perfecto y acabado de la Iglesia.

El año 1864 marcará una señal en su proceso, con la visión de María plenamente inserta en el misterio de la Iglesia. La descubrirá, figura acabada y perfecta de la virginidad y maternidad de la Iglesia y la predicará totalmente vinculada a Cristo en su cuerpo místico:

“Había muchos años que hacía esfuerzos de espíritu excitando mi amor para con María, la madre de Dios, y mi devoción para con ella no me satisfacía […]. En esta misión que acabo de dar a esta Isla, María era llevada era llevada en triunfo por los hijos de los pueblos y oí una palabra y esta palabra procedía de la Madre de Dios [imagen de la Virgen del Carmen] y la palabra era: “Hasta ahora no me has conocido porque yo no me he revelado a ti. En adelante, me conocerás y me amarás” Yo guardé esta palabra” (MR 1,5). “Para que la virginidad y la maternidad, la pureza, la santidad y la belleza de la esposa de mi Hijo, la Iglesia santa, tuviera un tipo perfecto y acabado en la concepción humana, que la representara, la eterna paternidad de Dios me escogió a mí” (Idem 1,12)

Así contemplada y amada, María se convertía a los ojos del Padre Palau y en su magisterio doctrinal en el prototipo para descubrir, amar, anunciar y servir a la Iglesia. María le revelaba con perspectiva misionera que no era el último y perfecto término del amor, no era el objeto que daba sentido a su vocación y misión, lo era la Iglesia.

Silencio

Oración

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación Madre del amor, esposa de las bodas eternas, intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo, para que ella nunca se encierre ni se detenga en su pasión por instaurar el Reino (Papa Francisco, EG 288)

Canto

Yo busco una Iglesia viva que resplandece en María, Esclava del Señor y tipo de la Iglesia en todo su esplendor.

Una Iglesia santa con solo un corazón es la “cosa Amada” que busco yo (2v.) Construyamos juntos la fraternidad: las palomas pueblan el azul de paz;

Somos piedras vivas de la gran ciudad. ¡Una iglesia nueva está surgiendo ya!