En la festividad de Ntra. Sra. del Carmen, tras la celebración eucarística y el refrigerio en hermandad de miembros MILPA, CMT, familiares y amigos, no quiero concluir la jornada sin cumplir una promesa realizada hace un par de días. Fue entonces cuando recibí una triste comunicación desde Chile. Dos miembros MILPA de Quilpué, María Gutiérrez y José Naranjo, muy queridos y respetados, habían pasado -en las últimas semanas- a formar parte de la corte celestial.
Permítanme que comience con un poco de historia en relación a la Virgen del Carmen. Según nos cuenta la Biblia en el Primer Libro de los Reyes, el profeta Elías narra el episodio en relación a la sequía que sufría Israel, prometiéndole a Dios que el rey Ajab y su pueblo abandonarían al dios Baal, a cambio de que terminara con la sequía que asolaba a la región.
Luego de que Elías en varias oportunidades subiera a orar al Monte Carmelo, la séptima vez, ocurrió la gran señal donde pudo apreciar la aparición de una nube pequeña de donde brotaba abundante agua. Elías comprendió que Jesús nacería de una mujer Inmaculada que traería una lluvia de bendiciones, iniciando así la devoción a la Virgen del Carmen.
Es en esa nube dónde el Padre Hebert centraba el mensaje principal de su homilía de esta tarde, correlacionando la nube con la gracia de Dios aliviando el esfuerzo y cansancio de sus hijos, tal y cómo aparece en el evangelio: “Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” Mateo (11,28-30). Desde ese momento el Monte Carmelo se convirtió en un lugar donde oraban los devotos a la Virgen, transformándose en un lugar sagrado. Allí se instalaron a vivir unos monjes ermitaños que se dedicaban a rezar y que con el paso de los siglos fueron llamados carmelitas.
Los ermitaños que dedicaron su vida a la oración, al retiro espiritual y a la penitencia en el Monte Carmelo, al pasar de los años invocaron a la Virgen María con el nombre de “Santísima Virgen del Monte Carmelo” y fundaron la congregación de los Hermanos de Santa María del Monte, trasladándose a Europa luego de la persecución que sufrieron en Tierra Santa.
La imagen de la Virgen del Carmen se apareció a San Simón Stock superior general de la Orden, el día 16 de julio de 1251. Cuenta la historia que la Virgen le entregó a Stock, sus hábitos y el escapulario que representa el principal símbolo del culto mariano carmelita. Prometiendo la Virgen del Carmen liberar del Purgatorio a todas las almas que hayan portado el escapulario durante su vida.
Una de las integrantes del grupo MILPA de Crevillent solicitaba por el grupo de WhatsApp la posibilidad de conseguir un escapulario y su deseo ha sido cumplido gracias a la generosidad de otra MILPA quien ha obsequiado a algunos asistentes con unos cuantos escapularios que guardaba en casa.
Al momento de la aparición, la Virgen estaba vestida de hábito carmelita (de color marrón), llevaba al Niño Jesús en sus brazos y en su mano el Escapulario, que le entregó a Stock, diciéndole: “Recibe hijo mío este Escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante señal de mi confraternidad, privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien muriese con él, no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno”.
La devoción a la Virgen del Carmen se ha extendido a muchos países de Europa, América y el Medio Oriente. Es considerada la patrona de los difuntos, por lo que su devoción está relacionada al momento de la muerte, seguidamente compartiré la Oración a la Virgen del Carmen por los difuntos y sus familiares.
Perder un ser querido produce un terrible dolor, por lo que la Oración a la Virgen del Carmen puede ayudar a disipar nuestro pesar y a purificar el alma de nuestros difuntos.
“Madre Santísima, preciosa Virgen del Carmen, Piadosa Madre del Monte Carmelo, tú que eres la protectora de todos los que sufren y de quienes te buscan para participar de las bondades celestiales, te pido humildemente que escuches nuestras oraciones. Hoy quiero encomendarte a nuestros hermanos MILPA que lastimosamente han fallecido, especialmente a (María Gutiérrez y José Naranjo) y todas las ánimas del purgatorio.
Tú que eres la Virgen Santísima, Purísima y Castísima, intercede delante de Jesucristo quien es nuestro Señor y Salvador para que, al momento de presentarse ante Él, sea juez misericordioso, y les perdone todas sus faltas. Las que cometieron por culpa de su fragilidad, Madre Amorosa y Santísima, Virgen Piadosa, vela por quienes aún estamos en este mundo y trae consuelo a nuestras vidas, porque estamos sufriendo mucho con esta pandemia que azota al mundo entero.
Concédenos la gracia de amarte y venerarte para siempre, para que tú con amor nos guíes ante el Hijo y junto a Él vivamos en la gloria eterna. Te suplico que tú le concedas el descanso eterno a (María Gutiérrez y José Naranjo) y a todas las benditas almas. Permite que tu escapulario, les lleve delante de la presencia de Dios.
Haz bendita Virgen del Carmen que brille para (María y José) la luz perpetua y por la misericordia de Dios y la tuya propia, que puedan descansar en paz todos los difuntos que no tienen un familiar que eleve una oración por ellos.
Recuerda pedirle al Señor que no se olvide de nuestras peticiones y que se lleve este dolor de nuestros corazones, porque confiados estamos, dulce Virgen del Carmen que un día nos volveremos a encontrar, allá en el paraíso, en donde podremos disfrutar de tu presencia, del Padre, y del Hijo. Amén”.
Vaya mi más sentido pésame para los familiares y amigos de María Gutiérrez y José Naranjo, también para el grupo MILPA al que pertenecieron. Estoy segura de que la Santísima Virgen María del Monte Carmelo nos concederá de Dios misericordioso la alegría del reencuentro con nuestros hermanos en la Pascua celestial.
Mª Teresa Ruiz Igual
Presidenta Equipo General MILPA
Misioneros Laicos Palautianos
Gracias por sus palabras, unidos en oración como familia Milpa este dolor se hace llevadero.