Por Hna. Fernanda Villanueva

La naturaleza se convierte para Francisco en un libro abierto, “es un libro vivo donde sin fastidio se lee tan pronto como se ve”. Es su maestra, cada ser le enseña algo: “La  alegría  y  la  felicidad  de  estas  inocentes  criaturas puestas a los cuidados de un Padre próvido reprendían mi vida”.

Francisco se une a la Creación para alabar al Creador. Asiste a la ceremonia de la vida en su propio templo, que es la naturaleza. Escucha “el concierto de voces” que alaba al Creador.

Palau descubrió en todo la manifestación del UNO o UNA si lo llevamos a su experiencia femenina del misterio divino, su Amada, la Iglesia o la Hija de Dios como él la llama. Para él la naturaleza se convierte en un espejo donde Dios se mira: “la naturaleza en sus bellezas trae consigo impresa como la imagen en el espejo, la grandeza de Dios, y no puedo verme harto de contemplarla”. La siguiente presentación está hecha sólo con pensamientos textuales de Francisco Palau.