Celebramos a la Virgen del Carmen desde todos los rincones de nuestra provincia CMT en América. Compartimos las imagenes que estos días han sido vida y concreción de la devoción a María y de nuestro compromiso.

De la mano de Nuestra Señora del Monte Carmelo y en el hoy de nuestros pueblos estamos invitados e invitadas a cultivar una espiritualidad que viva una paz interior liberadora y transformadora. Esta paz, inspirada en María, implica despojarse del propio orgullo, acoger el dolor del mundo, tender puentes en medio de la fragmentación y honrar lo pequeño en la vida diaria. Todo ello con un corazón humilde, audaz y confiado, dispuesto al servicio de comunión y reconciliación.

A María, Stella Maris, Reina y Hermosura del Carmelo le dirigimos nuestra oración por el mundo, especialmente por las zonas más devastadas y en guerra. Ponemos bajo su manot a nuestros hermanos gazaties y ucranianos.

Santa María de la Buena Esperanza: símbolo de la fe peregrina y vulnerabilidad transformadora; invita a avanzar honestamente en la historia presente.

Santa María de la Paz desarmada y desarmante: inspirada también en el Papa León, nos llama a una paz que nace de despojo interior, humildad y fraternidad, desmontando tensiones desde dentro.

Santa María de las lágrimas: despierta la indignación por la injusticia y la guerra, moviéndonos a la acción con compasión y pasión por la transformación.

Santa María de los puentes: tejedora de diálogo y reconciliación, contraponiéndose a actitudes polarizantes dentro y fuera del Carmelo.

Santa María de la vida cotidiana: celebra lo sencillo y oculto, los gestos sin reconocimiento, la mística de lo cotidiano que sustenta la vida comunitaria.

Santa María del diálogo y la escucha: fiel compañera en el silencio y la apertura, que enseña la importancia de acoger al otro desde la palabra callada y atenta.