Como comunidad hemos vivido una experiencia renovadora al recibir a la novicia Deisy Benítez, que dentro de su etapa de discernimiento estuvo tres meses, de julio a septiembre con nosotras en la comunidad de Caracas, Venezuela.
Junto a Deisy compartimos la vida y la misión, ella nos transmitió la frescura de la juventud, la alegría de vivir, nos mostró bondad, generosidad y apertura.
Su cercanía hizo de puente con los jóvenes de hoy, supo acoger y escuchar sus experiencias, dificultades, sueños y aspiraciones.
Su presencia en casa nos ayudó a renovar nuestro espíritu, nuestra vocación, el seguir apostando cada día por la vida, los necesitados, estar dispuestas y preparadas para acoger estos desafios de generaciones jóvenes que buscan a Dios y ayudarles a ese encuentro.
Sabemos y comprobamos que es una aventura hermosa en todos, confirmamos que cada una de nosotras puede ser instrumento para que Dios esté en el centro de la vida de los jóvenes, acompañándolos y escuchándolos para que ellos vivan su futuro con amor y dignidad.
La estadía de Deisy en nuestra comunidad nos ayudó a tener ojos más misericordiosos y a no juzgar sin dar otra oportunidad como Jesús nos la da cada día.
Damos gracias a Dios por este tiempo de encuentro y entrega de Deisy con nosotras. Y la acompañamos con nuestra oración.