ACTITUD DE SALIDA
“Con María Madre de la Iglesia somos enviados en misión”
Iglesia que sale por la gracia del Espíritu Santo. Capaz de salir de sus propias prisiones al Encuentro del Mundo. Llamados a cultivar el Arte de la Escucha, el diálogo de la participación, IGLESIA EN SALIDA.
Canto: “María Madre de la Iglesia” (Jéssed)
Lectura: Hch 2,1-4 “Cuando llego el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse” REFLEXIÓN: El Espíritu Santo desciende sobre María y los apóstoles y después sobre tres mil personas de muchos pueblos. Un icono que pone en evidencia a María madre y modelo de la Iglesia, símbolo que ilumina de modo concreto su naturaleza y su camino. Pentecostés es fundamental para la creación de la Iglesia como carisma y como institución. Pero “el sentido de fe del pueblo de Dios” siempre ha reconocido sus raíces en el momento de la encarnación. La belleza de la Iglesia en el mundo es como la de María. Cristo es la luz de las naciones y la Iglesia, como María, es la luna que vive de la luz reflejada. El esplendor de la Iglesia reside en la relación y el amor. Es una la unión con Cristo, es la belleza de su “pueblo” en camino hacia el Reino. María nos enseña que la Iglesia no es principalmente una institución. En sus elementos esenciales está diseñada por el mismo Cristo, para permanecer al servicio de las personas reales. María está con la Iglesia que siempre permanece pura y auténtica. María está en medio del pueblo que la reconoce y honra como Madre de Dios y Madre nuestra, Virgen, Inmaculada, Asunta al Cielo, Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora, Consuelo de los afligidos, Faro de los navegantes. María es siempre actual: “Elevada al cielo, es Madre y Reina de todo lo creado”. El punto central de la sinodalidad es “quién participa”, quién realiza el discernimiento del camino, que pertenece a todo al “rebaño”, al “pueblo de Dios”. El eje auténtico de la sinodalidad parece ser la recuperación de la eclesiología del “pueblo”. María, determinante para la Iglesia apostólica, como mujer, esposa, madre, discípula, ilumina claramente la dignidad y la tarea de la mujer desde el principio. El camino a emprender que tiene la Iglesia es tomar como referencia a María, madre y modelo de la Iglesia sinodal. María Madre de la Iglesia camina con su pueblo desde la encarnación hasta el día de hoy con mayor fuerza desde Pentecostés; donde la fuerza del Espíritu Santo anima, vivifica y alienta el anuncio de Jesús Resucitado, donde todos tenemos participación y somos corresponsables del anuncio del Kerigma (participación, comunión y misión), anunciar la Buena Nueva de la Salvación. María tipo perfecto y acabado de la Iglesia camina con tu pueblo hacia una Iglesia sinodal. ORACIÓN Ángelus - El ángel del Señor anunció a María - Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo “Ahora que ya te ha sido revelada tu cosa amada, de hoy en adelante estaré contigo y no te dejaré más; allá donde tú irás te seguiré ” MR 1, 12 Avemaría - He aquí la esclava del Señor - Hágase en mí según tu palabra. “Obedece a lo que Yo te mando, y guárdate de abandonar a esas que el Padre te ha dado por Hijas: son Hijas mías y tuyas, confiadas a tus cuidados” MR 12, 12 Avemaría - El Verbo de Dios se hizo carne - Y habitó entre nosotros “La palabra de Dios permanece eternamente, como el mismo Dios; y lo que ha dicho, lo han oído y lo oirán todos los siglos. Creer en ella es aplicar el oído del alma, y ponerse atenta y en silencio para escucharla.” M R 4,9 Avemaría - Ruega por nosotros Santa Madre de Dios - Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que cuantos hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de Jesucristo tu Hijo, podamos llegar por su pasión y su cruz y con la intercesión de la Virgen María a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. ACCIÓN SIGNIFICATIVA PARA ESE DÍA: Salir al paso de una persona que sabes lo necesita. Canto: María la primera misionera