¡Llegó el día tan ansiado! ¡Nuestro Señor Jesús ha resucitado!

¡Una gran alegría y gozo desborda nuestro corazón! Como nunca antes experimentamos la mayor entrega de amor y por fe celebramos la certeza de que en la vida terrenal no termina todo, es sólo un paso, un tiempo para prepararnos a la vida eterna.

Todavía hay quienes dudan, piensan que el cuerpo de Jesús ha sido robado, a veces nosotros también dudamos, nos invaden las preocupaciones y desánimos poniendo nuestra esperanza en las cosas temporales y no en el cielo. Hoy queremos celebrar la alegría de la redención que nos concede nuestro Dios y con gran ánimo continuar camino construyendo su Reino en nuestras comunidades, siendo ese “ahora de Dios” como dice el Papa Francisco y subiendo con nuestra oración y servicio la escalera al cielo. 

Que no nos olvidemos que la felicidad plena y eterna de vivir en comunión con nuestro Dios nos espera. Y en este día preguntémonos: ¿Puedo experimentar la viva presencia del Señor en mi caminar?  Después de este tiempo de gracia, de desierto, ¿se ensanchó mi corazón para abrirme al amor de Dios y darme más a los demás? 

Amado Señor Jesús, te pedimos que podamos responder a todas las gracias que en estos 40 días has derramado en nuestras vidas, hemos reconocido nuestras flaquezas y hoy más que nunca nos sabemos necesitados de tu misericordia. Haznos dóciles a tu Espíritu Santo, para dejar de dar pasos dubitativos y emprender con prontitud y alegría el camino al que nos sentimos llamados en la construcción de tu Reino.