Queridas hermanas y familiares de Rosario Soldevilla.

El don de la comunión nos hace experimentar que la distancia territorial entre Paraguay y España no es un impedimento para que nuestro corazón hoy este ahí junto a ustedes. Es un corazón que se duele ante la partida de nuestra hermana, pero este corazón que en el silencio contempla todo lo vivido también se abre a la gratitud y se ensancha porque esta hermana que Dios nos regaló, en su misión por este país, fue bendición reflejada en cercanía, compromiso, fraternidad y entrega incondicional específicamente en la comunidad de Fernando de la Mora. Cuando muchos de esos alumnos, hoy ya papás recibieron la noticia, ellos, elevaron el corazón y con un fuerte abrazo, se despidieron con un hasta siempre, saludo afectuoso y cargado de agradecimiento con esta valiosa hermana.

Cada uno de nosotros estamos en manos de Dios, y usted hermana Rosario ya estás ahí con Él, que le ha llamado a vivir a su lado para siempre y estamos seguras de que desde el cielo nos seguirás acompañando. Adiós, querida hermana, gracias por ser compañera, consejera, gracias por hacer de tu vida una donación desinteresada. Tu vida permanecerá presente en la nuestra y la memoria agradecida será la que te mantendrá con vida en cada una de las que hemos compartido contigo este camino.

Nuestro abrazo para ustedes hermanas, para ustedes familia Soldevilla, nuestras vidas seguirán entrelazadas, ojalá algo de esa cercanía que nos regalo Rosario, sea la que podamos vivir para estar bien cerquita de ustedes, familia gracias y ánimo, fuerza y esperanza…

Gracias por dejarnos estar, gracias por permitirnos hacernos presentes…con todo nuestro cariño y recuerdo… 

 

Hermanas de Paraguay

Lunes 7 de septiembre de 2020