El mismo surge a partir del pedido de abrigos de una mamá hacia una de las hermanas, sabiendo que estamos atravesando un momento difícil, nos convocamos como comunidad a realizar este proyecto; por lo que decidimos volver a juntarnos después de un tiempo de inactividad por el aislamiento social.
Dicho voluntariado inició el 8 de mayo, mediante la selección y organización de ropa de invierno, posteriormente procedimos a llamar a los adultos responsables de los niños que asisten tanto a Estrella de Belén como al comedor Ángel de la Guarda, para que las retiren, cumpliendo con el protocolo de sanidad correspondiente establecido a nivel municipal. Además, armamos bolsos con abrigos y las llevamos a las familias carenciadas que viven en la zona del puerto.
Como decía una de nuestra compañera “Gracias por darle sentido a mi vida en este tiempo de cuarentena”. Dar nuestro tiempo a los demás e ir al encuentro de quien lo necesite, más allá de llevarle un abrigo o algo para usar en este invierno, también llevamos oído, hombro, fuerza y alegría, como dice nuestro querido Papa Francisco “El inicio de la alegría es comenzar a pensar en los demás”, pero también nosotros traemos mucho, mucho más de lo que llevamos, traemos sonrisas, caras felices, agradecimientos, consejos, y algo muy importante, un corazón rebosante de felicidad. ¡Qué reconfortante y agradecido es sentir que no estamos solos, saber que otro allá afuera está pensando en nosotros! Por eso también te invitamos a vos, que ahora estás leyendo esto, que puedas ir en busca de aquel que necesite, sabes que con poco podés cambiar una vida.