Tres reyes venidos de Oriente se inclinan hoy ante Jesús Niño en Belén y le ofrecen como regalos oro, incienso y mirra. Es sin duda un momento de asombro, emoción y reverencia para todos los que estaban allí.

Pero, para estos tres hombres venidos de lejos, este encuentro había empezado mucho antes …  El viaje hacia Jesús había comenzado en sus corazones cuando vieron aquella gran estrella e investigaron de qué se trataba, cuando se dejaron cautivar por el misterio de un rey del cielo que nacería entre nosotros, cuando comenzaron a planificar el viaje y reunieron lo necesario para embarcarse en la aventura de ir hasta tierras israelitas, cuando escogieron los mejores regalos para entregar a Jesús.  Allí había comenzado de verdad su peregrinar. Ellos habían invertido no sólo dinero y cosas materiales en el viaje, sino que habían destinado sobre todo tiempo y afecto para encontrarse con este rey que nacería en Israel. El deseo de conocerlo los motivó a esta aventura.

¿Cuánto deseo yo encontrarme con mi Dios?

¿Cuánto y qué estoy dispuesto(a) a invertir para llegar a encontrarme de veras con Él?

También hoy podemos imaginar los rostros de María y de José cuando al llegar estos hombres vestidos extrañamente, probablemente hablando una lengua extranjera, los ven arrodillarse a los pies de su hijo. ¡Eran extranjeros! ¿De dónde podían conocerlo? Sin embargo, allí están, arrodillados, adorándolo… reconociéndolo como Rey. Y es que para Dios no hay pueblos o razas o nacionalidades especiales o privilegiadas. El a todos invita a acercarse, a todos llama, a todos ama. En su corazón somos todos iguales, somos hijos e hijas muy queridos. Él ha venido como Dios para todos los pueblos… para todos aquellos que quieran recibirlo, acogerlo y como Rey y Señor. Dios no mira el color de la piel, la cultura, el origen, el dinero, las inteligencias, los estudios. Dios mira nuestro corazón, nuestra fe y nuestro amor.

Por último, contemplemos los cofres que los magos llevan a Jesús. Allí no sólo entregan oro, incienso y mirra, allí ellos están entregando fe y reverencia, en el arrodillarse para ponerlos a los pies de Jesús están también entregando sus vidas y su lealtad. Herodes había sido gentil con ellos y quería usarlos como informantes, sin embargo, a ellos, luego del encuentro con Jesús, le son advertidas las dobles intenciones de Herodes y deciden regresan por otro camino. Los magos no se dejan manejar por los compromisos humanos, sociales o las actitudes políticamente correctas. Han encontrado a Jesús y se dejan ahora guiar por Dios..

¿Cómo estamos nosotros viviendo en nuestras vidas la fe y nuestros compromisos sociales?

¿Nuestro ser cristiano está primando sobre lo políticamente correcto?

¿Nuestras creencias están resistiendo a la presión social

que nos pretende alejar de Dios, de la fe, de la comunidad creyente?

 

Que los Reyes Magos sean un estímulo para vivir nuestra relación con Dios con valentía, coherencia y lealtad, sabiendo y agradeciendo que Él vino para todos, sin excepción.

¡Feliz Epifanía 2019!