En el marco del curso palautiano en Aytona 2015; los participantes, incluidos 2 laicos y una religiosa de nuestra semiprovincia, tuvieron la oportunidad, el pasado domingo 4 de Octubre, de visitar el Santuario de Montserrat, en medio de la montaña del mismo nombre.
Según la leyenda, la primera imagen de la Virgen de Montserrat la encontraron unos niños pastores en el 880. Tras ver una luz en la montaña, los niños encontraron la imagen de la Virgen en el interior de una cueva. Al enterarse de la noticia el obispo, intentó trasladar la imagen hasta la ciudad de Manresa pero el traslado fue imposible ya que la estatua pesaba demasiado. El obispo lo interpretó como el deseo de la Virgen de permanecer en el lugar en el que se la había encontrado y ordenó la construcción de la ermita de Santa María, origen del actual monasterio.
La imagen que en la actualidad se venera es una talla románica del siglo XII realizada en madera de álamo. Representa a la Virgen con el niño sentado en su regazo y mide unos 95 centímetros de altura. En su mano derecha sostiene una esfera que simboliza el universo; el niño tiene la mano derecha levantada en señal de bendición mientras que en la mano izquierda sostiene una piña.
Con excepción de la cara y de las manos de María y el niño, la imagen es dorada. La Virgen, sin embargo, es de color negro, lo que le ha dado el apelativo popular de «la Moreneta» (“la Morenita”). Aunque se ha afirmado en ocasiones que el origen de este ennegrecimiento está en el humo de las velas que durante siglos se han colocado a sus pies para venerarla, lo cierto es que en toda Europa se veneran vírgenes que no son blancas y de distintos orígenes raciales.
Este lugar tienen una significación especial para el mundo palautiano, dado que es esta la montaña donde Francisco Palau experimentó en una de sus cimas el matrimonio místico con la Iglesia.