Bajo el lema “Es tiempo de caminar, desde Betania, hacia donde la vida clama” hemos comenzado hoy nuestro IV Capítulo Provincial. A media mañana llegaron las hermanas capitulares a la casa de retiro “Nuestra Señora de la Dehesa” que nos acogerá durante estos 10 días de asamblea. Con las maletas cargadas de ilusión y de novedad, de deseos de encuentros y reencuentros comenzamos nuestra jornada.
Después del almuerzo, nuestra hermana provincial, Adriana Montenegro, dio la bienvenida a este encuentro de familia, invitándonos a vivirlo como una oportunidad para revisar la vida de la provincia, descubrir el paso de Dios en ella y también para proyectarnos al futuro escuchándonos unas a otras y sobre todo escuchándolo a Él a lo largo de los días.
El logo de nuestro capítulo y su lema que, en el marco de la reestructuración, buscamos tener en común las dos provincias de América, intenta reflejar el camino de revitalización y comunión que estamos haciendo.
Hermana Adriana en su bienvenida, nos invitó a “escuchar a Dios donde la vida clama, porque esa es la manera en que queremos amar y servir a la Iglesia cuerpo místico de Cristo, porque ese es el motivo profundo que mueve y que está moviendo el proceso de reestructuración del Carmelo Palautiano en América: ESCUCHAR DE VERAS A DIOS DONDE LA VIDA CLAMA”. Nos invitó también a “sentirnos en sincera comunión con la provincia San José, porque este compartir el logo y el lema es un signo de un deseo más hondo de compartir un mismo caminar”.
Invocamos al Espíritu Santo y pusimos nuestro capítulo en manos del Señor con una oración que rezamos todas juntas, le ofrecimos lo que somos y tenemos, le pedimos escucha, guía, respuesta a nuestras preguntas y ayuda en nuestras inquietudes.
El Capítulo se da por iniciado con el mensaje de hermana Luisa Ortega Sánchez, superiora general. Ella nos invitó a que la celebración del VI Capítulo Provincial de la Semiprovincia, sea llevado a cabo con actitudes de ilusión y fraternidad, sea motivo de renovada fuerza y gozo para cada una de nosotras.
Encomendó este encuentro a la Virgen del Carmen, mujer de fe firme, para que nos ayude a estrenar una nueva mirada sobre todo. Fue un mensaje realista, fraterno e interpelante. Luego de esto, tuvimos un momento de reflexión personal seguido de un rico compartir en grupo. Después de la cena pudimos hacer eco y resonancias de lo compartido. Terminamos nuestra jornada poniéndonos bajo el amparo de la santísima Virgen María.