El Hno. Isidro, Hermano Carmelita Terciario, mártir y proximo beato se uno a las vidas de los santos palautianos.
Natural de Fontanet (Lleida, diócesis de Solsona). Nació el 3.2.1866, hijo de Francisco y Teresa. Bautizado al día siguiente con el nombre de Isidro José Miguel.
Ingresó en El Instituto de Hermanos Carmelitas de la Enseñanza en Tarragona en febrero de 1886 con 20 años siendo superior el H. José Muntasell.
Fue destinado a Vendrell en 1888 y su superior fue el H. Isidro Munt. Se le concedía cédula de vecindad en 1890 con el nº 3000. El H. Isidro bebió su amor al fundador en los testigos de la primera hora. Durante los años 1893- 1894 el colegio San Josep experimentó un progreso notable. Muerto en febrero de 1894 en H. Munt, asumió Isidro la dirección del colegio. Se trasladó de la casa alquilada en C/ Duque de la Victoria al nuevo edificio comenzado en C/ La Paz nº 15. A la enseñanza de párvulos se añadió la primaria completa y clases de comercio mercantil. Asumiendo la realidad de los emigrantes, cada vez más numerosos en El Vendrell, Tarsá solicitó permiso del alcalde Ramón Corbella para abrir una clase nocturna y gratuita para adultos obreros, que comenzó el 1.10.1894 en estrecha colaboración con la parroquia, pues era el párroco quien coordinaba las matrículas para que la ayuda recayese en quienes verdaderamente lo necesitaban. En noviembre de ese año eran 48 los trabajadores inscritos. La prensa local se hacía eco elocuente de la iniciativa de los Hermanos, que atribuía a Isidro Tarsá (El Vendrellense, 23.9.1894).
El 18.3.1893 el H. Isidro emitió sus votos simples temporales según las nuevas Constituciones de 1892 y el 20.5.1894 solicitaba al arzobispo de Tarragona Costa y Fornaguera dispensa del tiempo que le restaba para hacer los perpetuos. El gobierno general dio informes favorables “teniendo en cuenta su edad y el número de años sirviendo en el mismo[Instituto]” (Tarragona, 30.5.1894) y la solicitud se despachó positivamente con decreto del 7.6.1894.
El H. Isidro fue destinado en 1895 a Tarragona , pero su semilla en Vendrell siguió dando frutos. La fama del colegio fue progresiva y al finalizar el curso de 1896 seguía la costumbre de hacer exámenes públicos con la presencia de las autoridades locales de la villa. En el Colegio Tarraconense siguió su misión como superior local en la casa general y como director del centro hasta su muerte, alternada con su oficio de secretario general desde 1910 en los generalatos del H. Cosme de Ocerin. El, junto con el H. Vicente Goatas como decano, fue quien elevó preces a Roma para la reelección y postulación de Cosme de Ocerin en los capítulos generales de 1920 y 1930 respectivamente. El impulso que había dado al colegio de Vendrell se repitió en
Tarragona. En la relación que el superior general envió al obispado el 4.10.1931 habla de un promedio anual de 1200 alumnos. Fueron 50 años de servicio infatigable, que el H. Isidro coronó con el derramamiento de su sangre por amor a la Iglesia de prójimos a la que había vivido entregado.
El empadronamiento de habitantes de Tarragona del 30.4.1936 presenta una variante notable con respecto a los precedentes. El H. Isidro Tarsá, que en los anteriores figura en segundo lugar tras el superior general Cosme de Ocerin, aparece el primero y como “cap de casa”. El firma la declaración y además a Cosme de Ocerin se le cita como “auxiliar” y a Tarsá como “maestro”, que ambos lo eran. Isidro tenía 70 años y Cosme 72. El último capítulo general fue el de 1930 y no correspondía celebrar el siguiente hasta 1940, por tanto Ocerin seguía siendo el superior general, pero este documento da base suficiente para pensar en una posible renuncia de Ocerin aunque no se conoce otra documentación que corrobore la hipótesis. De ser cierta, el secretario general habría asumido el gobierno de la Congregación en su fase última.
El estallido de julio de 1936 cortó la vida de varios de los Hermanos carmelitas, también la del anciano Isidro Tarsá, escondido con los demás -a excepción del superior general- en casa de los padres del joven H. Buenaventura Toldrá en la calle de Nuestra Señora del Claustro. El 25.7.1936 fueron descubiertos al ir a buscar en la casa al otro Toldrá sacerdote. Fueron llevados a la cárcel de Pilatos, residencia del comité comunista y de allí trasladados al vapor-prisión Río Segre anclado en el puerto de Tarragona. Según declaración del testigo Joaquín Escurra Ramón (Santiago de los SS, Corazones), OCD., los Hermanos sufrieron con heroismo los malos tratos e incomodidades en la bodega del barco durante 4 meses, demostrando paciencia inalterable. El declarante estuvo encerrado también, pero en otra bodega contigua y escuchaba como los Hermanos rezaban en común y animaban a los pusilánimes (Tarragona 4.7.1955). El 10.11.1936 a las 10,30 h. el que se denominaba a sí mismo “Comandante”, Juan Ballesta, miembro de la FAI con el miliciano Recasens, “El Sec de la Matinada”, visitaron la bodega y examinaron uno por uno a los prisioneros seleccionando a los que tenían o habían tenido tonsura. Timoteo Larruy, amigo de los Hermanos Carmelitas, logró que no fueran incluidos en la lista, pero ellos -después de haber pedido confesión y de común acuerdo- se presentaron a declarar: “Nosotros somos Carmelitas”. Fueron trasladados a la cubierta del barco mientras rezaban el salmo Miserere.
El H. Isidro acabó sus días fusilado en la tapia del cementerio de Torredembarra. Eran un grupo de 24 personas, mártires de Tarragona, que murieron al grito de: ¡Viva Cristo rey!. Un seglar, herido y haciéndose pasar por muerto, logró escapar, pero su reguero de sangre fue pista para el pelotón, que lo remató junto al Arco de Bará. Los cadáveres fueron inhumados en el cementerio de Torredembarra en fosa común.
Finalizada la guerra, en 1941 los Carmelitas Descalzos trasladaron los restos de sus cohermanos y con ellos los de los Hermanos Carmelitas de la Enseñanza. Fueron depositados en el coro de la iglesia del Carmen en Tarragona a excepción del H. Buenaventura Toldrá, que fue enterrado por deseo de su propia familia en el nicho de los Hermanos Carmelitas nº 76 de la Isla de San Luis. El 15.2.1942 la comunidad OCD decidió la colocación de una lápida de mármol con el nombre de los tres Hermanos mártires: Isidro Tarsá, Luis Domingo y Julio Alameda. La causa de beatificación de los cuatro está introducida dentro del grupo “Mártires de Tarragona”
fuente: JOSEFA PASTOR MIRALLES