Entre los gestos del nuevo Papa cabe destacar, que siempre ayer, en la Capilla Sixtina recibió el homenaje y la obediencia de los cardenales de pie, como ellos, y no sentado en un sitial. También regresó con el colegio cardenalicio en autobús a la Casa de Santa Marta y no en el automóvil destinado habitualmente al Papa y, en el curso de la cena con los electores les dijo: “Que Dios os perdone por lo que habéis hecho”.

En la primera aparición del Papa cuando ayer por la tarde, saludó a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, destacó su sencillez, empezando por la petición del nuevo Pontífice a los fieles, diciéndoles que rezasen por él y la elección de la vestimenta; el Santo Padre saludó a la multitud llevando al cuello la misma cruz pectoral que llevaba estos días como cardenal: no eligió la cruz pectoral del Papa para las grandes ceremonias ni tampoco se puso la muceta roja que puede llevar un Sumo Pontífice, ni la estola.

Dentro de la Basílica de Sta. María la Mayor, que visitó hoy, el Papa Francisco ha saludado tanto al Cabildo del templo, confesores y pastores, como a todo el personal que trabaja allí, y a los fieles y periodistas que se ha encontrado a su paso. El Santo Padre se ha ido como ha llegado: con un séquito y una escolta mínima, y acompañado por el prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gaenswein. Pero, de camino, el Romano Pontífice, ha vuelto a sorprender. Primero al dirigir un cariñoso saludo a unos escolares; y después, cuando ha solicitado a su conductor que aparcara en la vía de la Scrofa (cerca de la Piazza Navona), en la Casa Internacional del Clero, donde estaba residiendo antes de comenzar el Cónclave. El Papa ha recogido sus pertenencias, ha pedido la factura, y ha pagado como un cliente más.

 (Fuente: News.va)