En estos tiempos vivimos muy apurados,  ocupados y agitados. Quizás vivimos una paradójica de tener tantos medios de comunicación pero ¿nos comunicamos de verdad con el otro?.

Dentro de este mismo contexto  cuestiona nuestra comunicación con Dios. ¿me comunico en la oración con Él? o es un tiempo de “silencio” el cual lo ocupo para organizar “mis actividades pastorales”.

Para vivir,  el ser humano necesita respirar, para vivir espiritualmente se necesita ORAR. Estar con Esa Persona que nos Ama, degustar de su compañía.

Santa Teresa de Avila invita a vivir desde dentro, desde más cerca de nosotros : “… poned los ojos en el centro que es la pieza o palacio adonde está el Rey” (1 M 2,8)Y propone que es desde allí y sólo en ese lugar del interior, puedo experimentar lo que soy y quién es ese Dios que me habita. 

 Esta certeza de lo interior, de lo que hay dentro es lo más cercano a nosotr@s, lo más profundo. A raíz de la vivencia de esta experiencia se configura toda nuestra persona, se ven y se viven las cosas de muy distinta manera, que me parece nos da a entender muy bien este párrafo de Camino:

 “Paréceme ahora a mí que cuando una persona ha llegádola Dios a claro conocimiento de…qué cosa es amar al Criador o a la criatura (esto visto por experiencia, que es otro negocio que sólo pensarlo y creerlo) … y qué cosa es Criador y qué cosa es criatura, y otras muchas cosas que el Señor enseña a quien se quiere dar a ser enseñado de él en la oración o a quien Su Majestad quiere, que aman muy diferentemente de los que no hemos llegado aquí. (CV 6,3) .

A continuación dejamos un testimonio de un hermano cristiano sobre la oración.