“Eran fieles a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna,
a la fracción del pan y a las oraciones” (Hch 2,42).
El tema propuesto este año, para nuestra meditación, por las Iglesias de Jerusalén invita a los cristianos del mundo entero a dedicar un tiempo de reflexión a sus relaciones con la Iglesia madre de Jerusalén, con el fin de poder hacer una nueva reflexión de su propia situación. De esta comunidad de Jerusalén nacieron todas las demás comunidades. La comunidad terrestre de Jerusalén prefigura la Jerusalén celestial donde se reunirán todos los pueblos en torno al trono del Cordero para alabar y adorar a Dios eternamente.
Los cristianos de Jerusalén invitan en nuestras reuniones ecuménicas de 2011 a meditar sobre la importancia de nuestra asiduidad a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones, elementos que nos unen a pesar de nuestro nombre, en el único Cuerpo de Cristo. Las Iglesias de Jerusalén nos piden acordarnos de ellas en la precariedad de su situación y de rogar por una justicia que permita la paz en Tierra Santa. La liturgia ecuménica presentada aquí quiere destacar la dimensión fundamental de todo testimonio cristiano, el amor puesto al servicio del Evangelio, de la reconciliación con Dios, y con toda la humanidad y la creación.
CUATRO ELEMENTOS DE LA UNIDAD
Las oraciones de 2011 para la Semana de oración por la unidad de los cristianos han sido preparadas por los cristianos de Jerusalén, que eligieron el tema de los Hechos 2,42: “Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.” Este tema nos recuerda los orígenes de la primera Iglesia de Jerusalén; invita a la reflexión y a la renovación, a una vuelta a los fundamentos de la fe; invita a recordar el tiempo en que la Iglesia era aún indivisa. Cuatro elementos se presentan para meditar este tema; fueron características destacadas de la comunidad cristiana primitiva y son esenciales para la vida de toda comunidad cristiana. En primer lugar, los apóstoles transmitieron la Palabra. En segundo lugar, una de las características destacadas de la primera comunidad que creía cuando se reunía, era la comunión fraterna (koinonia). Una tercera característica de la Iglesia primitiva consistía en celebrar la Eucaristía (la “fracción del pan”), en memoria de la Nueva Alianza que Jesús realizó a través sus sufrimientos, su muerte y su resurrección. El cuarto aspecto era la ofrenda de una oración continua. Estos cuatro elementos son los pilares de la vida de la Iglesia y de su unidad.
La Conferencia Episcopal de Chile ha preparado un material especial para la celebración de la Semana por la Unidad de los Cristianos 2011, te invitamos a revizarla y celebrar estos días con tu comunidad: SEMANA POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS