Queridos amigos de la comunidad palautiana, los saludamos desde el Colegio-Liceo El Carmen, de Montevideo, Uruguay. Comenzamos un nuevo año de encuentros, sorprendidos con las bendiciones que la luz de Cristo nos otorga paso a paso, nos maravillamos descubriendo la sencilla compañía, el apostolado del primer Obispo de Montevideo, Mons. Jacinto Vera, que ha sido beatificado este 6 de mayo iniciando el camino a la santificación. Cada grupo desde inicial a secundaria, de mano de las catequistas ha descubierto y compartido en comunidad y en sus familias los gestos de Jacinto Vera, un sacerdote formado en Buenos Aires, ordenándose en 1841; él nació en un barco que traía a sus padres desde Canarias en 1813. Una vez convertido en sacerdote, fue fortaleciendo su corazón, entregándose al apostolado más difícil, el cuerpo a cuerpo con los más vulnerables, los soldados, enfermos casi sin esperanza, moribundos a los que escuchaba y brindaba su compañía iluminada y bendecida por el Espíritu Santo, allí donde la batalla se libra entre estar acompañado y abrigado por la fe o dejarse sucumbir en las tinieblas, allí luchaba Jacinto Vera, enseñando el perdón, la paciencia, la bondad, la alegría y el brillo de estar en paz con Cristo. A menudo montaba a caballo, y atravesaba el país para predicar en algún rancherío olvidado en el tiempo, bautizar a tantos como pudieran confirmar y casarlos en nombre de Nuestro Señor. Muere en 1881 y velado en la Catedral, reconocido por el Pueblo al que se entregó y las autoridades estatales y culturales del momento. Otorgó su favor de acercar al Altísimo el pedido de una familia para que su hija no muriera tras una apendicectomía complicada y gracias a ella nuestro Santo de los pobres recibe a través del Papa Francisco la Beatificación. Nos despedimos Abrigados en el manto de María, Bendiciones para todos de Montevideo. |