EL MENSAJE GUADALUPANO

El Acontecimiento Guadalupano tiene como centro de su mensaje a Jesucristo; más aún, Santa María de Guadalupe, mediante su presencia permanente por medio de su imagen santísima, nos orienta a Jesús. «Mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada en donde lo mostraré, lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto. Lo daré a las gentes en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación» (NM 26-28).

La tradición católica cuenta que la mujer le pidió que hablara con el entonces obispo Fray Juan De Zumárraga para que construyera un templo en ese mismo lugar. El sacerdote no le creyó y pidió una prueba de lo que decía. Juan Diego vivió tres apariciones más, la última el 12 de diciembre. Esa vez recibió la orden de subir a la punta del cerro donde encontró rosas frescas, una flor que, en diciembre, en esa época en México, no se cultivaba.

 LA VIRGEN EN LATINOAMERICA

El mensaje Guadalupano es algo más que una frase, pues representa el profundo arraigo de la Virgen de Guadalupe entre los pueblos de América. Y se relaciona con el origen del país y su sociedad. La devoción a la Virgen Morena se intensifica en momentos de tragedia, como epidemias, inundaciones, guerras civiles, pero al mismo tiempo constituyen hechos de fe que nos muestran el enorme valor de la conversión, tan importante hoy en los países que viven innumerables flagelos provocados por los mismos seres humanos. Extremos que no escapan de la Iglesia, interpelándonos a comprometernos con mayor convicción en la lucha por erradicar toda forma de violencia, trata de personas, migración, pobreza, poder, falta de trabajo entre otros.