SIGNO DE INTERCULTURALIDAD

La Virgen de Guadalupe es un signo importante de interculturalidad en la Iglesia no sólo de México, sino de toda América Latina. Eso se debe a su presencia maternal y amorosa que ha contribuido enormemente a la evangelización de la Iglesia. Ésta, en su afán de hacer presente a Cristo en medio de los hombres, levanta los ojos hacia la Guadalupana. Y es que ella quiso quedarse y dejar su mensaje al pueblo de América. «Que Ella, la Madre del verdaderísimo Dios y nuestra, venía a entregarnos a su Hijo y a fundar un nuevo reino de amor».

LAS APARICIONES

En 1531, cuando ocurrieron las  apariciones de la Guadalupana, habían pasado sólo 10 años de que el ejército de Cuauhtémoc, el último tlatoani azteca, fue derrotado por los españoles.

Cuando en 1521 es derrotado por los españoles –encabezados por Hernán Cortés Es un momento de una depresión profunda del pueblo náhuatl frente al sometimiento por los españoles”. En este escenario ocurren las apariciones de la Guadalupana.

La historia empezó en diciembre de 1531. Según afirma el Vaticano en sus documentos, el día 9 Juan Diego Cuauhtlatoatzin caminaba al mercado de Tlatelolco, el principal centro de comercio del pueblo azteca. Cuando pasaba por un sitio conocido como Tepeyac se encontró con una mujer rodeada de una intensa luz, quien dijo que era “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”. «¿No estoy aquí yo, que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en donde se cruzan mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?» ¿Cómo no conservar en lo profundo del corazón estas palabras que nos recuerdan a la Madre que nos ha dado Jesús como nuestro más precioso testamento?