Unos días antes del gran día, tuve la gracia de asistir a los ejercicios espirituales, en la ciudad de México, donde el Padre Jesús María me acompaño durante este tiempo haciendo hincapié en las exigencias y la radicalidad del seguimiento de Jesús. desde ahí empecé mi preparación para mis votos,
Llegó el día esperado, emocionada, pensado que estaba soñado me vi en la procesión y agradecí al Señor por su amor y misericordia y rezaba ‘‘Señor ayúdame a ser fiel y perseverar en tu servicio por siempre’’
De hecho me gustó mucho mi consagración a Dios como Carmelita Misionera Teresiana y pensaba en el P. Fundador Francisco Palau, le pedía que me ayudara a dar mí Sí, sin miedo, viviendo nuestro carisma con radicalidad ahí donde Él me quiera.
Me gustaría compartir con ustedes algunos puntos de la homilía del Obispo Armando Antonio de la diócesis de Lázaro Cárdenas quien celebro este día. Aunque ya han pasado algunos días todavía resuenan en mi interior. Él se centró en las cualidades de los niños, su dependencia a sus padres, la confianza que tienen los niños a sus papás que es algo natural, y con todo eso hizo una relación de que de esa misma manera debemos vivir como cristianos para heredar el Reino de los cielos, abandonándonos y confiando en el amor de Dios. Y por Ultimo sin olvidar a Sta. Teresita del Niño Jesús, dirigió su mirada hacia mí, y hablo sobre la vocación del Amor, característica que identifica a la santa e hizo referencia a la carta de San Pablo en 1Cor: 13 que habla sobre el amor, finalmente exclamó ‘‘En la Iglesia mi Madre yo seré el amor’’. No podía faltar, enfatizó en los Consejos Evangélicos (Castidad, Pobreza y Obediencia) y con todo esto me preguntaba interiormente ¿Qué estoy recogiendo?, mi respuesta fue : Nada puedo hacer en mi vida sin el AMOR y la HUMILDAD, para vivir mi compromiso con entusiasmo.