Su alegría, cercanía y testimonio dejo huellas de comunión amor y gratitud en la comunidad Parroquial y comunidad religiosa.

El día domingo 25 de septiembre se realizó la celebración Eucarística en acción de gracias por la novicia Cindy Enamorado quien estuvo realizando su actividad formativa por el periodo de tres meses en la comunidad religiosa de Santa María Magdalena Mado Misiones.

Luego de haber Culminado la celebración se hizo un compartir fraterno en el salón parroquial, con un brindis preparado por los fieles y amigos de la parroquia.

El grupo juvenil animo con su alegría y cantos este encuentro fraterno. Seguiremos acompañándole con nuestra oración en lo nuevo que va a comenzar.

Compartimos el sencillo pero profundo testimonio de nuestra querida Cindy Enamorado.

Soy Cindy Enamorado, cuando supe que venía  Mado, misiones, pensaba en cómo vivir al máximo, cómo poner alma vida y corazón en un lugar que no tenía mucho conocimiento. Considero que aquí está la belleza (o al menos así lo he experimentado en estos pocos meses), que cuando nos abrimos a lo desconocido, cuando no tenemos miedo de salir de nuestras “comodidades” lo que nos parece impensable se vuelve familiar, cercano, acogedor, sin duda este lugar, por su belleza natural, la belleza y sencillez de la gente me inspira a dar gracias, tanto a la comunidad de hermanas que me  acogió, como a la comunidad parroquial y a todo  Mado; porque nadie es indiferente a las realidades de su pueblo.

Integrada en esta comunidad de Santa María del Iguazú comparto mi experiencia comunitaria y pastoral:

Disfruto ver y descubrir la fe que tiene la gente, se saben amados, cultivan la fraternidad, son gente solidaria; cada capilla tiene su “legión de María” y desde el rezo del rosario, celebran la fe; en las fiestas patronales se reza el rosario y todos los días de la novena se celebra la Eucaristía. Para mí, es enriquecedor porque, así como necesitamos la comida para alimentar el cuerpo también necesitamos alimentar nuestro espíritu, también gracias a las hermanas porque desde su ser fraterno y oracional ayudan a promover encuentros que posibilitan el crecimiento espiritual y el compromiso misionero.

La gente a pesar de las dificultades no bajan la guardia, están convencidos que con Dios todo se puede; la misión es algo que les caracteriza, se preocupan y ocupan de los enfermos, solidarizándose en las perdidas de sus  seres queridos, de los niños, de los jóvenes, en definitiva de todos. Lo expresado anteriormente me lleva a pensar en el ciprés, imagino que conocen las propiedades, las características, para qué sirve, etc. Resulta que son muchas y por eso me nace relacionar mi estancia en este lugar  con el ciprés, porque no encuentro palabras para expresar tanto cariño.

Todo árbol tiene diferentes funciones y también hay que cuidarlo, para verlo crecer, no son meros espectadores, ellos dan armonía, enriquecen con su belleza en donde se encuentren, por tanto para mí tiene un profundo sentido, porque mi relación con la gente ha sido muy amena, me han hecho sentir parte de la belleza de cada uno. Cuando pienso en Mado mi corazón se ensancha, en ¡serio! Aquí he renacido de nuevo, aquí plantamos y en cualquier momento cosecharemos.

Ustedes son la Iglesia de rostros concretos, descubrir la belleza del Creador es mi misión, ha sido poco tiempo compartido, pero cada día tiene su intensidad.

Que su modo de ser, de compartir, la fraternidad que se respira entre ustedes no se pierda, cultiven siempre ese don, esa gracia de ser fraternos, acogedores, alegres, solidarios, gente valiente que lucha y ama a su Patria y también a los extraños.