Dimensión unitiva – esponsal / maternidad de la Iglesia Francisco vive la Eucaristía como el sacramento del matrimonio espiritual; para él es el “lecho nupcial” donde se consuma la unión, en el que la esposa se dona al esposo y éste a la esposa, en una entrega gozosa y plena en amor. El P. Palau renueva en la Eucaristía cada día las bodas del Cordero con su esposa la Iglesia y en este “ósculo sagrado” los dos son una sola cosa, “carne de su carne, hueso de sus huesos”. El pan y el vino consagrados, “son el signo, las arras” de este matrimonio.
En el altar Francisco ve presente a Cristo
sacramentalmente en el pan y el vino, ve la cabeza y por lo mismo a todo el cuerpo, es decir a la Iglesia. San Agustín afirmaba que nosotros estamos puestos en el altar juntamente con el pan. Al comulgar la Iglesia (personas) se une a Cristo (pan y vino consagrados) y de esta unión fecunda concibe al Verbo alumbrando las buenas obras. Así el Cuerpo crece.
Leer:
Carta 88,10, p.1180s
Mis Relaciones 1,31, p.746; 2,7, p.753; 3,1-14, p.758-765; 4, 10, p.771; 5,6, p.791; 8,38, p.823s; 9,25-26, p.843s; 9, 34-35, p.849s; 11,5-11, p.878s; 22,25, p.972s.; 22,29,
p.975