En Febrero surgió la idea, y la oramos durante marzo y abril de este año. A finales de marzo, y en medio de la pandemia, nos reunimos por primera vez para conversar lo que nos pasaba (ya todos nos conocíamos y nos queríamos hace mucho), y nos dimos cuenta que no buscábamos organizarnos por que sí, sino compartir la vida, en esta necesidad de ser familia que no nos llenaba en nuestros servicios pastorales; y desde ese mes se comenzó a gestar esta nueva comunidad

Así describe uno de sus miembros el proceso que experimentaron 5 laicos de Chile, que tras años de servicios en las pastorales y la congregación decidieron reunirse, para saciar la sed de comunidad y compartir la vida.

Esta nueva comunidad de Laicos Palautianos, no sirve desde un trabajo pastoral específico, tampoco busca hacerlo, cada uno de sus miembros tiene ya sus diferentes servicios a la Iglesia, el objetivo principal es ser familia real. Compuesta solo por laicos y laicas, está abierta a quien desee participar, sea de donde sea y tenga la vocación que tenga. Es abierta, porque es extensible por contagio.

Es una comunidad con flexibilidad y adaptada al ritmo y vida de los laicos, respeta la libertad y voluntad de cada uno de entregar y compartir, sin roles estrictos, como en encuentro para relacionarse, con una mirada crítica sobre la sociedad y la iglesia, pero que busca construir.

Se ha propuesto comenzar, en su caminar, a realizar una relectura del carisma desde la óptica laica, pero no desde supuestos y teorías, sino desde la praxis misma de esta realidad.

La Comunidad de Laicos Palautiano de Chile hace familia con los MILPA, los laicos y laicas en Misión Compartida y las CMT, a través del carisma y espiritualidad; porque algo transversal en todos ellos es que se han descubierto cada uno donados con está forma de entender el evangelio, gracias al Espíritu Santo.

Los saludamos con cariño, les deseamos lo mejor, y les damos la bienvenida a esta familia palautiana peregrina en América. ¡Bienvenidos!