En el desierto más árido del mundo; en medio de las pampas; entre el Océano Pacífico y la Cordillera de Los Andes; se celebra todos los años una gran fiesta que reúne a todos quienes viven en esos desiertos y aún más allá; la conocida Fiesta de la Virgen del Carmen de La Tirana del Tamarugal; la cual recuerda una leyenda de amor y fe de los tiempos d ella conquista de América.

Cuenta la leyenda que con el viaje de expedición de Diego de Almagro al actual territorio de Chile, entre cuyas tropas venían dos hombres sumamente importantes para el pueblo inca, ellos eran Paullo Inquill Tupac (hermano mayor de los Incas Huáscar y Manco II) y Huillac Uma, sumo sacerdote del sol. Este último estaba acompañado de su hija Huillac Ñusta (en lengua quechua, ñusta significa princesa).

Al regreso de esta expedición, mientras atravesaban el Desierto de Atacama, Huillac Uma decide huir de la tropa de Almagro acompañado por sus hombres y por su hija. La intención del sacerdote era colaborar con la rebelión del Inca Manco II, en Cuzco. Sin embargo su hija Huillac Ñusta no compartía esta decisión, y a la altura de la actual localidad de Pica, decide escapar. Un gran número de indígenas se va junto a ella y se quedan a vivir en los bosques de tamarugos (los únicos árboles del desierto), implantando la ley de matar a cualquier español o indígena bautizado que cayera en sus manos, declarándole la guerra a los invasores y la nueva fe, por esta razón, comenzaron a llamarla “Tirana del Tamarugal.”

Un día llegó a sus manos un europeo llamado Vasco de Almeida, hasta ese momento la Tirana del Tamarugal nunca había dudado en matar a alguno de sus prisioneros, sin embargo se enamoró de éste y amplió sus días de cautiverio. Durante el tiempo que estuvieron juntos, él le hablo de Dios, de la Virgen y de la vida eterna que podrían compartir, entonces la Tirana decidió bautizarse. Pero en ese momento fueron sorprendidos por sus indígenas y los mataron. El último deseo de la Tirana fue que los sepultaran juntos y enterraran una cruz cristiana en ese lugar.

Mucho tiempo después, el sacerdote católico Antonio Rendón llegó hasta aquellas tierras con la intensión del evangelizar a las personas que vivían ahí. Al encontrarse con la cruz de la Tirana y de su amado, decidió levantar en ese lugar una iglesia, la cual hoy conocemos como Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de la Tirana.

Hoy en día la Fiesta de la Tirana es una de las celebraciones multiculturales más importantes del Altiplano, ya que en ella se puede observar como se reúnen y participan en conjunto, los elementos culturales típicos de las poblaciones que han vivido en esta zona a través del tiempo.

Este año, la pandemia del COVID-19 impedirá la celebración centenaria. Este año la celebración a la Virgen del Carmen de La Tirana se realizará en cada hogar, y en aquella intimidad, se cantará y bailará a la “Chinita”. Así ha sido el espíritu del compositor iquiqueño Patricio Flores, quien compuso el canto que les dejamos a continuación, el cual habla de la nostalgia y pena de la gente devota de la Virgen que no podrá ir este año a bailar a la “Chinita”.

El cultor dijo, que “esta canción invita a las personas a celebrar la fiesta de La Tirana desde nuestros hogares, es allí donde estamos ahora, en cuarentena, y hay que celebrar, hay que hacerle una fiesta a la madre, a pesar de la pandemia rendir honor a la virgen”.