Esto lo tienen muy claros las hermanas mayores de la Comunidad de La Florida, quienes con más de alguna enfermedad, y siendo población de riesgo en esta pandemia han emprendido la acción de preparar bolsitas de dulces y golosinas para entregar a los niños del edifico frente a la comunidad.
Es solo un pequeño signo, pero que puede ayudar a los niños que deben pasar estos días con aislamiento social. Más allá de cualquier cansancio o situación que aqueje a nuestras hermanas; ellas son la sabiduría de los años pasados, las manos y los ojos que nos permiten tener hoy ala congregación y la familia que vamos soñando y construyendo; y ellas nos demuestran que la misión no para nunca.
Agradecemos el dulce testimonio de las Hans. Inelly y Guillermina; en su incansable labor.