Cuando una mujer murió, subió al cielo y en la puerta escuchó….

 

– ¿Quién eres? – pregunto una voz.

– Soy Rosa González Flores.

– Te he preguntado quién eres, no tu nombre – respondió la voz.

 

– Soy la hija de Luis y Rosa – dijo ella.

– Te he preguntado quién eres, no quiénes son tus padres – respondió la voz.

 

– Soy Carmelita Misionera Teresiana.

– Te he preguntado quién eres, no a qué familia religiosa perteneces.

 

– Soy Directora de la escuela del pueblo y durante mi gestión dupliqué las matrículas o inscripciones.

– Te he preguntado quién eres, no cuál es tu profesión, ni tu cargo ni tus logros.

 

– Soy la Superiora de mi comunidad y miembro del equipo provincial de pastoral vocacional.

– Te he preguntado quién eres, no tus diversos y numerosos nombramientos.

 

– Soy una religiosa que fue fiel a la misa y a la oración diaria. Además rezaba la coronilla a la Divina Misericordia cada día a las tres de la tarde y era fiel a la adoración al Santísimo de los jueves en la parroquia.

– Te he preguntado quién eres, no cómo vivías tu vida de piedad.

 

-Soy una hermana que siempre trató de vivir comprometida con los más pobres, enviando ayuda a países del tercer mundo, dando de comer a quién lo necesitara. En el colegio organizaba campañas de ayuda a los más necesitados. Para el desastre del terremoto de Japón enviamos una importante suma de dinero.

 

– Te he preguntado quién eres, no cómo ha sido tu compromiso social.

-¡No lo sé! No sé quién soy… No tengo respuesta a tu pregunta, ¿La tienes tú? ¿Quién soy?

-No, yo no tengo la respuesta de quién eres, la tienes tú. Mira, vamos a hacer esto: te daremos 5 años más de vida para que descubras quién eres y después nos veremos nuevamente. Es una tarea difícil, pero estoy seguro de que lo lograrás.

 

 

 

Y tú, ¿tienes la respuesta?

 

 

Cuando una mujer murió, subió al cielo y en la puerta escuchó….

 

– ¿Quién eres? – pregunto una voz.

– Soy Rosa González Flores.

– Te he preguntado quién eres, no tu nombre – respondió la voz.

 

– Soy la hija de Luis y Rosa – dijo ella.

– Te he preguntado quién eres, no quiénes son tus padres – respondió la voz.

 

– Soy Carmelita Misionera Teresiana.

– Te he preguntado quién eres, no a qué familia religiosa perteneces.

 

– Soy Directora de la escuela del pueblo y durante mi gestión dupliqué las matrículas o inscripciones.

– Te he preguntado quién eres, no cuál es tu profesión, ni tu cargo ni tus logros.

 

– Soy la Superiora de mi comunidad y miembro del equipo provincial de pastoral vocacional.

– Te he preguntado quién eres, no tus diversos y numerosos nombramientos.

 

– Soy una religiosa que fue fiel a la misa y a la oración diaria. Además rezaba la coronilla a la Divina Misericordia cada día a las tres de la tarde y era fiel a la adoración al Santísimo de los jueves en la parroquia.

– Te he preguntado quién eres, no cómo vivías tu vida de piedad.

 

-Soy una hermana que siempre trató de vivir comprometida con los más pobres, enviando ayuda a países del tercer mundo, dando de comer a quién lo necesitara. En el colegio organizaba campañas de ayuda a los más necesitados. Para el desastre del terremoto de Japón enviamos una importante suma de dinero.

 

– Te he preguntado quién eres, no cómo ha sido tu compromiso social.

-¡No lo sé! No sé quién soy… No tengo respuesta a tu pregunta, ¿La tienes tú? ¿Quién soy?

-No, yo no tengo la respuesta de quién eres, la tienes tú. Mira, vamos a hacer esto: te daremos 5 años más de vida para que descubras quién eres y después nos veremos nuevamente. Es una tarea difícil, pero estoy seguro de que lo lograrás.

 

 

 

Y tú, ¿tienes la respuesta?