AUTORIDAD, OBEDIENCIA, ANIMACIÓN

Apuntes  tomadas de una presentación realizada por   Hna Ana María Donato,

integrante de la comunidad Aprendices de Jesús,

a las Carmelitas Misioneras Teresianas en Buenos Aires, Argentina.

Comparto estas notas con la esperanza que, a muchas otras mujeres y hombres consagrados  estas intuiciones les ayuden, como a nosotras,  a hacer  una honda reflexión orante  en torno al modelo de autoridad actual de la vida religiosa en general, y a atreverse a soñar “con libertad” y “en el Espíritu”  que la  vida religiosa  que llevamos dentro y deseamos comenzar a vivir está ya naciendo en cada una de estas reflexiones.

He tratado de ser lo más fiel posible a la exposición, pero soy consciente que puedo haber olvidado algunas cosas o que no podré  expresar con precisión lo que ella compartió. De todos modos confío en que, más allá de estas limitaciones,  Dios dirá la palabra que  desea comunicar.

Hna Ana María comenzó con una reflexión sobre la importancia de conocer y reconocer lo que han sido las experiencias de  autoridad en nuestra historia personal y el reconocer  los posibles esquemas que podemos llevar dentro (dictatorial, monárquico, democrático, evangélico).

Luego aludió al “Mundo Vital”, esa  franja de nosotras mismas que está fuera de nuestro alcance,  que algunos llaman inconsciente, y que a veces provocan en nosotras acciones o reacciones que nos sorprenden.

En tercer lugar,  dijo algunas palabras sobre la autoridad en la vida religiosa, de las cuales menciono sólo las siguientes: el modelo actual de autoridad-obediencia nos desiguala, pone a unas arriba y a otras abajo,  éste  no es el modelo del  evangelio y no tiene futuro.

En el siguiente momento fue señalando las notas de la autoridad verdadera y notas de la falsa autoridad.

La autoridad es verdadera :

  • Cuando es autora, es decir, cuando nos da alas para hacernos responsables de la propia existencia, cuando me permite protagonizar la propia vida.
  • Cuando empodera a las otras, les da posibilidades para que desplieguen sus alas.
  • Cuando favorece el desarrollo de la capacidad crítica en las demás, frente a mi misma, a la congregación, la sociedad,  la iglesia, el mundo; cuando me permite “decir”.
  • Cuando permite que cada una seamos “pensantes”, tengamos ideas, criterios y fundamentos propios.
  • Cuando nos ayuda a ser mujeres, no niñas.

La autoridad falsa:

  • Domestica, no nos deja pensar ni sentir, nos hace dóciles ovejas. Domina para tener poder.
  • Hace serviles, nos hace servidumbre de otros, que en ningún caso es igual a  “serviciales”,
  • Hace tener miedo, de nuestras capacidades, errores, fragilidades, de “no cumplir con el modelo de perfección” .
  • Hace temer a las otras que están en autoridad

Para poder dar el salto cualitativo en la autoridad hay que comenzar por nombrarla de una manera que describa mejor lo que genuinamente es de acuerdo al Evangelio: ANIMACIÓN.

“ANIMACIÓN QUE ANIMA”

Esta es una animación en el Espíritu, en  la Ruah, en “la Espíritu”, y tiene que ver con la experiencia de que todos necesitamos recibir y dar se “aire de Dios” para vivir de verdad y para ser felices. Por eso, animamos y somos animadas  para que el Espíritu tenga espacio en nuestra vida; si hay lugar, el aire entre, si no lo hay, se pierde.

Pensarnos, creernos y vivirnos como animadoras y animadas “en el Espíritu”, porque ese espíritu, esa Ruah nos hace libres, nos hace volar más allá de los límites prefabricados, nos libera de opresiones y esclavitudes humanas para llevarnos a una dimensión de luminosa libertad.

La  animación en el Espíritu :

  • Nos humaniza: nos hace personas maduras, plenas; nos hace desarrollar todas nuestras capacidades, nos hace ¡desplegar alas!
  • El Espíritu creó el mundo y sigue sosteniendo y recreando todo ; la animación en el espíritu permite a cada hermana recrearse cada día, comenzar de nuevo cada día dejando fluir su identidad y misión, esa que le fue regalada cuando la pensó el amor de Dios.
  • Compone y recompone. Así como la creación no está acabada, nosotras tampoco estamos acabadas, somos seres en desarrollo.
  • Refunda la vida religiosa, porque nos lleva a refundarnos en lo fundamental, nos lleva a repensarnos, recrearnos y relanzarnos.
  • Resucita lo muerto a una vida nueva, a una manera o estilo nuevo. Todo aquello que en nosotras está muerto o moribundo a nivel personal y/o congregacional puede ser resucitado  en la novedad del Espíritu.
  • Nos hace hermanas. Somos hermanas porque el espíritu nos hermana; el compartir nuestra experiencia espiritual, mística y profética, “nos hermana”.
  • Nos hace hermanas con los pobres, porque en ellos está el rostro del Padre; nos hace tener a los pobres como referencia.

Hasta aquí los apuntes. Doy gracias a Dios por esta experiencia liberadora y llena del Espíritu. Y desde lo hondo del corazón espero que otras y otros puedan acoger la novedad que viene suave pero cierta.

Termino con las palabras que dijo una hermana joven del Paraguay:  ¡ESTO ES POSIBLE¡