La Misa Crismal es aquella que celebra el obispo reunido con todo su Presbiterio. Esta celebración es una manifestación de la plenitud sacerdotal del Obispo y de la unión de todos sus sacerdotes con él. El signo de esta unión se expresa con la renovación que cada sacerdote hace de las promesas sacerdotales emitidas el día de su Ordenación.

– En esta Santa Misa, el Obispo, además, consagra el Santo Crisma, y bendice el óleo de los catecúmenos y de los enfermos.

– El Santo Crisma es el aceite usado en la liturgia de tres sacramentos: el Bautismo, la Confirmación así como la Ordenación Sacerdotal y Episcopal. La palabra “crisma”, de origen griego, quiere expresar que este aceite se usa para ungir, es decir, consagrar.

En el Bautismo, el cristiano recibe su primera unción, por la que es consagrado a Dios a semejanza de Cristo, el verdadero ungido de Dios.

Por la Confirmación, el fiel cristiano recibe su segunda unción. Por esta Unción, Cristo otorga los dones del Espíritu Santo, y el confirmado renueva su adhesión a la fe cristiana, su vínculo con la Iglesia y su compromiso de difundir y defender la fe.

La tercera unción está destinada para los que van a ser consagrados sacerdotes y obispos.- La intención de la Iglesia al imponer el óleo de los enfermos es ayudar al enfermo en sus dolencias del alma y del cuerpo, soportar y vencer con fortaleza la enfermedad y conseguir el perdón de los pecados. Con este óleo, el Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad y nuestra muerte en sacrificio salvador como el de Jesús.

La misa crismal suele celebrarse el Miércoles Santo o el Jueves Santo.

(Fuente: arzobispadodelima.org)