Hoy, 26 de febrero, recordamos un nuevo aniversario del tránsito a la inmortalidad de nuestra hermana Teresa Mira. Si bien como hermanas de congregación tenemos siempre presente su imagen, su vida, sus ejemplos y virtudes, pareciera imponerse la necesidad de hacer de ello una mayor memoria en este día. No una larga biografía, sino un espigar entre sus recuerdos aquello que más mueva nuestra sensibilidad.
Recordemos en principio que fue gran admiradora y devota de Santa Teresa del Niño Jesús, de Lisieux, cuyo “ Caminito de Infancia” trató siempre de seguir, bajo el lema polifacético que se impusiera, y que dice:
“Padecer, cuanto más, mejor. Ni un minuto mas ni un minuto menos, cuanto quiera la voluntad de Dios”.
Este lema fue desglosado por nuestra hermana en otros matices no menos edificantes, conducentes todos a la imitación del Señor Crucificado:
“Sonreír a Todos. Hacer el bien a todos con lo que tratare, por amor a Dios y a los prójimos”.
En un marco de humilde sencillez cultivó las más nobles virtudes, entre las cuales podemos citar:
- Sacrificarse por los demás
- Prudencia y espíritu de sacrificio.
- Sufrir en silencio, escondiendo el dolor en una amable sonrisa
- Sonrisa brotada de un corazón en paz
- Aceptar las humillaciones, desatenciones y desprecios
- Sencillez de su vida
- Confianza en Dios
- Humildad sin ostentación
- Caridad sin límites
- Nobleza de corazón
Mucho más se encerró en esta sencilla y heroica vida. Cuanto hemos recordado, nos sirva cual aliciente para imitar en nuestras vidas, para gloria del Señor, y nuestra santificación.
Hna. Concepción Garriga Fenoll, CMT