Queridos hermanos:

Después de las catequesis sobre el bautismo, reflexionamos ahora sobre la confirmación. Este sacramento se llama así porque confirma el bautismo y robustece la gracia bautismal. Se llama también crismación, porque con la unción del crisma se recibe al Espíritu Santo, para que el cristiano se conforme cada vez más a Cristo y se comporte siempre como hijo de Dios.

Cristo fue ungido por el Espíritu Santo, y toda su vida estuvo animada por el Espíritu; de la misma manera, la vida de la Iglesia, y de cada uno de nosotros, ha de estar guiada por el mismo Espíritu. El Espíritu descendió con su fuerza sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, y recibieron el impulso misionario de entregar sus vidas por la santificación de los hombres, para gloria de Dios. En la confirmación, Cristo nos colma con su Espíritu y nos consagra como testigos suyos, nos hace partícipes de su misma vida y misión. El testimonio cristiano consiste en hacer todo lo que el Espíritu de Cristo nos pide, dándonos su gracia para cumplirlo.

 


Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española  provenientes de España y América Latina. Con el recuerdo todavía reciente de la pasada fiesta de Pentecostés, pidamos a la Virgen María que nos ayude a ser dóciles al Espíritu Santo, para que sepamos dar a nuestro alrededor un testimonio vivo de santidad y amor, entregándonos en todo momento al bien de los demás. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.