El día Lunes 5 de Diciembre tuve la oportunidad de realizar una visita fraterna/pastoral a la comunidad El Vedrá de las Carmelitas Misioneras de Lo Prado, en Curacaví (No confundir con la comuna de Lo Prado). Fuí recibido por las Hnas. Teresa, Veronica y Daniela, quienes con alegría me acogieron y mostraron todo el lugar.
El poblado de Lo Prado se encuentra en la Comuna de Curacavi a los pies de la Cuesta Barriga. Para acceder hay que internarse desde la carretera, Ruta 68, por Panguiles, Cerrillos, Patagüilla y Santa Inés, para llegar al sector de Lo Prado, en lo que era antiguamente el fundo San Emilio. Cabe señalar un gran letrero de vialidad demarca la comunidad de las hermanas “Carmelitas Misioneras 1,5 Km” sorprende a cualquier palautiano que no ha visitado el lugar antes. Sin embargo, para llegar finalmente a la comunidad, un largo camino en medio del campo, llamado Francisco Palau y Quer, lleva a la Escuela de las hermanas y a su comunidad, el corazón se siente bien al pasar por aquí: es el primer camino que conozco que se llama Francisco Palau… literalmente me derretí completamente. La escuela de las hermanas es amplía y con estilo colonial en una parte de ella, que lamentablemente por el terremoto ha quedado dañada, incluso debiendo cerrar el Policlinico, unico lugar con atención medica de la zona.
Tras un caluroso día, tuve la virtud de recorrer la escuela, conocer al personal, a los profesores y directivos, visitar la hermosa capilla colonial, disfrutar de un rico almuerzo preparado por la Hna. Veronica, y conversar fraternalmente.
La tranquilidad de la zona hace imposible no pensar en Dios, la belleza del campo chileno, la presencia de las hermanas en un lugar tan necesitado de asistencia religiosa, que se encuentra tan cerca de grandes ciudades pero a la vez desconectado, y por lo mismo preservado, hace que esta presencia tenga total significancia para la Iglesia.
Esta es la primera visita fraterna/pastoral que realiza uno de nosotros, agentes pastorales a la congregación hermana de las Carmelitas Misioneras, con esto se revela la alegría de las relaciones con la iglesia, con los hombres, con Dios. Se hace vida el deseo de Francisco Palau de que todos sean uno. Es impresionante darse cuenta que estas en un lugar por primera vez en tu vida, con personas que con suerte viste y saludaste alguna vez, pero que por sobre eso te sientes en familia, con los mismos signos, el mismo espíritu, el mismo carisma, los mismos sueños colectivos. En fín, fue mi primera visita, y fue como estar en casa.
Orlando Carvallo, Coordinador Equipo Pastoral Prov.
Les dejo fotografías de esta visita: