Muchas cuaresmas hemos vivido… de muchas Semanas Santas hemos participado , y con la celebración de este Domingo de ramos, nos aprestamos a celebrar una nueva Semana Santa… ¿Será ella una nueva “ semana santa”, que pase en mi vida, sin dejar huella alguna, o será, por fin, aquella bendita Semana Santa, que mueva nuestro corazón hacia una verdadera conversión, hacia una entrega total al Amor Crucificado?
Quiera Dios sea esta última opción, la resolución que hayamos tomado, que nuestro Amén a Cristo sea radical y permanente
Nosotras, que somos sensibles ante la más mínima de dolor o sufrimiento humano, que sentimos escalofrío cuando escuchamos los crímenes de la guerra, las abominaciones de tantos inescrupulosos, ¿qué hacemos ante el terrible e injusto Drama del Calvario?
¡0jalá, con el desconocido y antiguo autor del Anónimo Soneto a Cristo Crucificado, podamos decirle:
No me mueve mi Dios para quererte
El cielo que me tienes prometido,
Ni me mueve el infierno tan temido,
Para dejar por eso de ofenderte
Tú me mueves ,Señor ,muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido,
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte
Muéveme en fin, tu amor en tal manera
Que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes quedar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Así , con estos sentimientos de profunda compasión, nacida en un sincero, arrepentido y agradecido amor a Cristo, iniciemos esta Semana Santa, distinta, definitiva, entregada, fervorosa, plena de amor a El y a los hermanos.
Que la caridad hecha obras signe todos los instantes de ella, introduciéndonos así en una muy Feliz Resurrección.
Muy feliz Pascua para todas y cada una de Vds, queridas hermanas, y para todas y cada una de nuestras no menos queridas Comunidades.
Hna. Concepción, CMT.