La Hna. General, Luisa ortega, nos invita a vivir la gracia jubilar con centrado y maduro espíritu palautiano, para esto, nos recuerda, debemos experimentar esta alegría:
– En espíritu de conversión, en el reconocimiento humilde de nuestra fragilidad y pecado; en el abandono de resentimientos y heridas; en la vuelta radical a nuestro Dios y Señor y en la acogida de su perdón y misericordia que hace posible ofrecer el perdón a quienes nos han ofendido.
– En el compromiso decidido por la santidad que nos llevará a vivir en plenitud el carisma, en expresión palautiana amor a Dios, amor a los prójimos.
Por lo anterior, y haciendo caso a la Hna. Gral., trabajemos para que este sea un tiempo para reavivar la misión de vivir y trabajar, como Iglesia de Jesucristo, por la unidad de la gran familia humana, en solidaridad efectiva con quienes llevan en su cuerpo las señales de la pasión de Jesús, al ver pisoteada o incluso negada su dignidad de hijos y hermanos.
Que la memoria de Francisco Palau nos lance a vivir, como él, en una entrega total y sin reservas al servicio de la Amada, al servicio del Evangelio, de la Verdad, de la justicia, de la paz, al servicio del Reino.
Para ello esforcémonos para que en cada una de nuestras circunscripciones, comunidades e instituciones se promuevan iniciativas encaminadas a dar a conocer la vida y el mensaje de Francisco Palau y la riqueza de su carisma para que contribuyan a un mayor conocimiento y amor al Señor y a Su Iglesia.
Confiadamente imploremos la presencia y protección de María, de manera particularmente intensa durante este tiempo para que sea, en verdad, un tiempo de gracia y bendición.