I. La mayorana. – Moradux
1. Tenemos para este día una yerba que va entre pies. Se planta por los senderos de los jardines, y aunque sea a la vista despreciable, pero su olor es muy fino y fuerte, y si la pisan y la aplastan, es precisamente entonces que da su gran fragancia. No tiene la belleza de la rosa, pero su reina la toma a su lado por camarera para formar con ella coro, corte y ramillete.
II. La obediencia
2. El que obedece está a los pies del que manda, recibe de él la presión, y cuanto más duro es el precepto, la mayorana despide y manifiesta más la fragancia de su fidelidad, de su humildad y de su sumisión. El que obedece, está como la mayorana a los pies y entre pies del que en nombre de Dios manda; y arrodillándose para recibir el precepto, la orden y la ley, manifiesta el respeto que tiene a la autoridad de quien lo recibe. La obediencia es un tributo de sumisión que damos a los respectivos superiores, y es una virtud mediante la que nos rendimos y sujetamos a todos nuestros superiores, a cada uno dentro del círculo de su respectiva jurisdicción.
III. La obediencia de María
3. María obedeció como hija fiel y leal a santa Ana y a san Joaquín, a los sacerdotes y maestros en el templo, a José en su casa, a Jesús como Dios, como Pontífice de los pontífices y Rey de los reyes: obedeció a ciegas, humilde, dócil, afectuosa, de buena voluntad y de buen corazón, como si fuese la más baja de todas las criaturas. Obedeció al Angel y a Dios en todo cuanto se le mandó, y obedeció a Dios que mandó como a Abrahán sacrificar a su Hijo amado, y porque obedeció, fue digna de ser exaltada.
IV. La mayorana en manos de María
4. Hagamos examen de nuestra obediencia. ¿Obedeces a Dios? ¿oyes y sigues sus inspiraciones? ¿obedeces a la Iglesia y a sus pastores? ¿obedeces a tus confesores? ¿obedeces a todos aquellos a quienes Dios ha puesto sobre ti para gobernarte? Si obedeces ¿cómo? ¿voluntariamente y de buen grado y con gozo, sea el precepto duro o ligero, sea fácil o penoso? ¿te dejas pisar como la mayorana? Cuando un superior te reprende ¿das perfumes de humildad, o bien te conviertes en un espinal erizado por tu soberbia? ¿obedeces bien? Piénsalo, medítalo, y mira que, si no te sujetas, si no te rindes, si no obedeces, serás como rebelde lanzado con los ángeles soberbios al infierno. Resuélvete a obedecer y a obedecer bien; toma la mayorana, adorna con ella la rosa, y, presentando a María tu obediencia, dile:
Presentación de la mayorana a María
ORACIÓN. Señora: Pongo mi mayorana en vuestras manos. Yo me comprometo a obedecer humilde, dócil, con amor, voluntariamente, sin murmuración ni quejas, con prontitud y fidelidad a Dios y a cuantos representan su autoridad. Jardinera mía, a vuestra habilidad y a vuestra maternal solicitud fío mi mayorana: cuidadla bien.