Querida comunidad, quiero agradecerles en nombre de todos los misioneros el habernos permitido compartir con ustedes esta hermosa experiencia, la verdad que cada uno de nosotros nos vamos con el corazón lleno de mucho amor, aprendimos mucho de cada uno de ustedes y la verdad que no hay palabras para describir la felicidad y agradecimiento con el que nos vamos. Agradecemos también a aquellos que nos hospedaron en sus casas y nos hicieron formar parte de su familia (sepan que cada vivencia la guardamos en nuestros corazones), también por aquellos mates y tereres compartidos entre charlas y charlas, a los grupos de jóvenes y niños, por haberse sumado a las actividades que íbamos proponiendo.
Gracias a la comunidad por abrirnos las puertas de sus casas, y de sus corazones. Nos vamos tan llenos de haber encontrado a Dios en cada uno de ustedes y poder haber sembrado esa semilla en sus vidas, esa semilla de la que hablamos casi toda la semana en el evangelio y que vamos a continuar unidos en oración para que de muchos frutos, tanto para ustedes como para nosotros. No se cansen de hacer el bien, que a su debido tiempo cosecharan sin fatiga.Por tanto mientras tengan ocasión, hagan el bien a todos especialmente a la familia de los creyentes. Gracias por tanto amor. Almendra, misionera.