Queridas hermanas:
Hoy ha sido un día grande para nuestra Congregación. Esta mañana, junto a la hermana Marcela Jaque, he participado en la Eucaristía que preside el Santo Padre en la Casa Santa Marta.
Digo que ha sido un día grande para cada una, o mejor aún bendecido, porque lo primero que le he transmitido a Su Santidad es que no iba en nombre propio o a título personal, sino que en nosotras dos estaba presente toda la Congregación.
En el momento de encuentro posterior a la celebración de la Eucaristía, el Papa Francisco nos ha atendido y escuchado con mucha atención. Le hemos comunicado que acabamos de celebrar nuestro Capítulo General y, a continuación, le hemos pedido una bendición especial para cada una de nosotras y nuestras familias, pues en ellas se gestó la vocación religiosa.
Con la simpatía que le caracteriza, y el interés que demuestra, nos ha bendecido de forma “muy especial”, usando palabras suyas. Nos ha alentado a seguir adelante y ante la pregunta: ¿qué mensaje daría a la Congregación en este momento en que comenzamos un nuevo periodo?, estás han sido sus palabras: “Que por favor no se queden quietas, ni en la oración; sean mujeres de mucha oración, y no se queden quietas en el movimiento, en la misión”. Hemos acogido este mensaje con entusiasmo y en espíritu de obediencia, asegurándole que vamos a animar y acompañar a las hermanas para hacerlo vida.
Por último, hemos reiterado nuestro compromiso de orar por él, como Congregación eclesial que somos.
Ha sido una experiencia entrañable, que no nos cansamos de agradecer a Dios y os invitamos, hermanas, a que os unáis a nuestra acción de gracias. Sentíos muy bendecidas por quien en este momento representa a Cristo Cabeza de la Iglesia.
Hermana María José Gay Miguel, Superiora general CMT