Por “espiritualidad teresiana” entendemos la vida que nos viene de la Santa y que compartimos con ella, es decir, una corriente de vida que fluye dentro del cauce evangélico de la Iglesia y dentro del Carmelo, que tiene su punto de partida histórica en la persona de la Santa, que llega hasta nosotros después de cuatro siglos, y que nosotros vivimos y engrosamos dentro de la Iglesia de cara al Carmelo del mañana. Obviamente esa corriente de vida se basa en unas experiencias, más o menos encarnadas en los grandes tipos de ayer y de hoy, se apoya en el ideario y la doctrina de los santos, y alienta en los constantes anhelos de renovación, esenciales a todo organismo vivo y a todo movimiento vital.

 

Misión-Profecía

 

“Estáse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como dicen, pues le levantan mil testimonios, quieren poner su Iglesia por el suelo, ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que por ventura, si Dios se las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No, hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca importancia” (Camino 1,5).

“Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido, háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión, y piensan que allí está todo el negocio.

Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a tí; y si fuere menester, lo ayunes, porque ella lo coma, no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello. Esta es la verdadera unión con su voluntad, y que si vieres loar mucho a una persona te alegres más mucho que si te loasen a tí. Esto, a la verdad, fácil es, que si hay humildad, antes tendrá pena de verse loar. Mas esta alegría de que se entiendan las virtudes de las hermanas es gran cosa, y cuando viéremos alguna falta en alguna, sentirla como si fuera en nosotras y encubrirla” (Moradas 5, 3,11)

“Como me vi mujer y ruin e imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor, y toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos, que ésos fuesen buenos, determiné a hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confiada en la gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien por él se determina a dejarlo todo” (Camino 1,2).

“Determinándose a obrar y padecer, y hacerlo cuando se ofreciere. Bien es verdad que de pensar lo que debemos al Señor y quién es y lo que somos, se viene a hacer un alma determinada y que es gran mérito, y para los principios muy conveniente; más entiéndase cuando no hay de por medio cosas que toquen en obediencia y aprovechamiento de los prójimos. Cualquiera de estas dos cosas que se ofrezcan, piden tiempo para dejar el que nosotras tanto deseamos dar a Dios, que a nuestro parecer es estrenos a solas pensando en él y regalándonos con los regalos que nos da.

Dejar esto por cualquiera de estas dos cosas, es regalarle y hacer por él, dicho por su boca: lo que hicisteis por uno de estos pequeñitos, hacéis por mi “(Fundaciones 5,3).

 

Dialogando con nuestra Madre Teresa de Jesús

 

 

ESCUCHANDO A   NUESTROS/AS MAYORES Y MIEMBROS DE LA FAMILIA DEL CARMELO TERESIANO          

1.- ¿Qué es lo que más te ha impactado?

2.- ¿Qué continúa siendo válido para nuestro hoy?

3.- Señala aquellas características más relevantes y que no podemos olvidar aunque pasen los años.