Hoy la liturgia nos muestra a tres hombres sabiosque van buscando ese rey que había de nacer y cuya estrella han visto en el cielo.
Tres personas que sin duda tenían deberes, compromisos, un trabajo u oficio, una familia que apoyar, cosas que cuidar, metas que alcanzar y tantas ottas cosas que hay la vida de cualquier persona.
Sin embargo, entre todas esas ocupaciones y preocupaciones surge algo que es capaz de sacarlos de todo aquello y ponerlos en camino, sin saber el camino ni el punto de llegada. Su única certeza? Un Rey que iba a nacer… Quieren encontrarlo y para eso se ponen en camino.
Esa búsqueda pide mucho de ellos. Tiene que dejar su tierra, su gente, ese espacio conocido, cálido y seguro en que se sienten protegidos y seguros. Y lo dejan porque quieren encontrar ese Rey.
Deben además arriesgarse. Se avenruran por caminos desconocidos y sin saber a ciencia cierta hasta dónde serían conducidos y cuanto tiempo les llevaria. Les alcanzará lo que llevan? Se perderán? Serán peligrosos esos caminos? Saben que hay peligros, incertidumbres, pero asumen el riesgo porque quieren encontrar ese Rey.
También les toca invertir tiempo y fuerzas. Salen sin conocer la fecha de regreso y sin ninguna seguridad de alcanzar lo que buscan, pero igual parten porque quieren encontrar ese Rey.
Les toca confiar…Confiar en las Escrituras y en la mediación de Dios vestida de estrella porque sólo asi tienen alguna posibiidad de encontrar ese Rey. Pero también les toca discernir mientras van de camino para no dejarse engañar por quienes no tienen las mismas motivaciones que ellos, para no dejarse envolver por luces y poderes. Ellos van buscando a un Rey que va a nacer en Belén, el pequeño pueblo de Belén.
Y luego de esa búsqueda confiada, arriesgada, generosa, encuentran al Rey que buscaban… Y lo adoran y le entregan dones. Y seguramente su corazón rebosaba asombro frente al misterio que contemplaban.
Pero su adoración había comenzado mucho antes, había comenzado el dia que tomaron la decisión de arriesgarlo todo y partir. Porque adorar no se trata sólo de arrodillarse y experimentar hondos sentimientos. Adorar implica toda la vida! Adorar implica salir se la propia tierra de nosotros mismos para aventurarnos por los caminos que Dios indica para luego postrarnos antes El y entregarle todo lo que somos y tenemos. Sólo al final del camino se abren los cofres de nuestra vida para decirle con gozo ” Es para ti mi Dios y mi Rey”
Hoy en día hay muchos hombres y mujeres buscando, buscando muchas cosas y experiencias. Y muchos de ellos no se dan cuenta que en su búsqueda de sentido no están buscando algo sino a Alguien. Todos conocemos personas que buscan y buscan y cuando encuentran… siguen buscando. Porque muchas veces salen a buscar sólo simbólicamente. No salen de verdad, no arriesgan de verdad, no confían de verdad. Quieren encontrar sin perder seguridades. No buscan como los hombres sabios del Evangelio de hoy.
Pidamos al Rey nacido en Belén que nos de la fortaleza, decisión y capacidad de riesgo de los reyes magos y que también nosotros podamos sentir muy dentro del corazón ese ardor que es capaz de empujarnos hacia los caminos desconocidos que nos llevan a Dios.
Hna. Adriana Montenegro, CMT