La mística cristiana es tan antigua como el propio cristianismo pues es el propio Jesús quién, en su devenir vital y sus parábolas, rompe con la tradición ascética judía para centrarse en la mística, estableciendo una nueva relación con Dios, es decir, se centra en la experiencia humana trascendental de lo divino que deriva en la unión con Dios, un método, por otro lado, que define el misticismo.
A continuación una charla sobre lo místico de Teresa.