Este sábado 19 de Octubre se realizará la 23° peregrinación juvenil al santuario de Teresa de los Andes. El cual tiene por objetivo proporcionar en los jóvenes un encuentro personal y comunitario con Cristo, que los invita a vivir la fe en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, siendo discípulos misioneros que manifiesten con su vida la gratuidad de su amor para todos los hombres y mujeres.
Hoy el Señor nos invita a ser peregrinos, discípulos y misioneros al servicio del Reino manifestando, como Teresita, la inmensidad de su amor a todos los hombres y mujeres del mundo. En este año hemos querido fortalecer nuestra fe en Dios, siguiendo a los testigos de la fe que nos animan a ser nosotros mismos testimonio vivo de alegría y esperanza en Jesucristo (PF 14). Estamos todas y todos invitados a peregrinar como Iglesia de Chile, junto a nuestras comunidades y en compañía de la joven santa del Carmelo, quien siendo testigo de la fe en su tiempo hoy, a los 20 años de su canonización, sigue haciendo presente la Buena Nueva en nuestras vidas y nos invita en nuestro peregrinar a mirar el cielo y aspirar a la santidad; Vida eterna, abundante y plena que Dios quiere regalarnos y que no se agota solo en una esperanza terrena, sino que nos impulsa hacia la vida verdadera en el Espíritu del Resucitado.
Esta Peregrinación acoge el camino recorrido por la Cruz de Chile Misionera y desde esa maravillosa experiencia de “abrazar la carne de Cristo que sufre” (Papa Francisco, Visita a un Hospital en la JMJ Río de Janeiro), nos impulsa a la Misión Territorial, es decir, a continuar en este permanente estado de Misión al que el Señor nos llama.
Nuestra existencia en la tierra es un peregrinaje. Así nos lo recuerdan los Obispos en Aparecida: Somos peregrinos en este mundo (109), solo estamos de paso, vamos caminando juntos hacia la plenitud que alcanzaremos en el cielo, con Jesucristo. Nuestra alma, nuestro corazón anhelan el encuentro final y pleno con su Creador, mientras caminamos juntos en constante búsqueda de ese amor que lo llena todo.
En esta Peregrinación, al igual que en nuestra vida cotidiana, te encontrarás con dificultades, peligros, tentaciones y riesgos; sin embargo la confianza en Dios, el apoyo de nuestra comunidad y la fe profunda, nos sostienen, nos animan e impulsan en el camino y es que ¿cómo podríamos buscar a Dios y soportar los cansancios y sufrimientos si Él mismo no hubiese puesto en nuestros corazones el inmenso deseo de encontrarle?
En estos 27kms de camino- símbolo de nuestra vida terrena- nos iremos alejando del punto de partida, para acercarnos con cada paso a la meta. En medio del cansancio y la incomodidad, Dios se irá haciendo presente, abriendo nuestro corazón para escuchar su Palabra para reconocerlo en nuestro entorno con los ojos de la fe. Al llegar al final del camino, viviremos la Eucaristía, el encuentro con el Dios que se hace pequeño para quedarse con nosotros. Seguramente no llegaremos igual que como partimos…confiamos en que el Señor nos irá transformando, para volver a llamarnos y enviarnos a su Misión. El llamado es claro: si peregrinos, entonces testigos y misioneros al servicio del anuncio de la Buena Noticia del Reino de Dios para todos y todas. ¿Te sumas a esta Misión? ¿Confirmas tu sí a este llamado?