El jacinto, el junquillo, las varas de san José, todo esto forma una misma familia; pertenece a los lirios. Por la noche y las mañanas dan un olor muy fino y fuerte. Tiene cabeza y varita como la justicia.
Debemos a todos nuestros benefactores gratitud. Esta virtud es una buena disposición de ánimo que nos mueve a dar muestras de agrado y de reconocimiento a todos aquellos de quienes recibimos un favor.
Debemos gratitud a Dios, a su santísima Madre, a nuestros padres, a nuestros maestros y a todos los demás que nos favorecen en lo espiritual y material.
Reina de los cielos: Yo os ofrezco el jacinto: reci –
bid la flor que me pedís. Yo propongo, yo me obligo, yo me
resuelvo a ser agradecido a Dios y a Vos; a Dios, por los
beneficios de la creación, de la redención y de la vocación y
demás que recibo cada día; y a Vos, por haberos dignado
tomarme por hijo vuestro. Aceptad estos mis propósitos, y
haced que sean eficaces.