Quiero contar una historia de la cual fuí testigo.
Soy católico desde los 15 años, me convertí por una misión y me volví misionero. Soy de Quilpué, y he participado en varias misiones católicas, ya me eran cosas conocidas y sentía que la verdad sabía bien de que se trataba. Hasta que me invitaron ha colaborar a La Higuera para la Semana Santa 2011. Disponible y con buena voluntad fuí, y les quiero contar mi experiencia:
Día 1: Miércoles Santo
Partí cerca de las 11.00 de Quilpué y después de un viaje que sobrecoge donde el desierto se va apoderando poco a poco del paisaje llegué cerca de las 17:00 hrs. a La Serena, ahí me esperaba una amiga ya conocida, la Hna. María Ahumada, que después de un paseo por el centro de La Serena, me llevo a la catedral para vivir junto a toda la iglesia de esta Arquidiócesis la Misa Crismal. Demás esta decir que encontré todo muy diferente a lo que acostumbraba, nunca habia ido a La Serena, y no sabía nada de esa iglesia, menos sabía aun de La Higuera, excepto que antes de salir había visto en el mapa por googlearth donde quedaba.
Tras terminar la misa solemne, me encontré con toda la comunidad de la Higuera, las Hnas. Irma y Susana, y un grupo de laicos que eran de varias capillas de la parroquia que se atendía. No vi jóvenes, pero si muchos adultos que se comportaban como tales, bromas, risas, cantos, personas de todo tipo en un minibus que se dirigían hacia lo que sería mi lugar de misión. ya era de noche y no veia mas que la carretera, un largo camino aparecía frente a mi, y de fondo todos cantaban una canción como valsesito llamada la canción del pueblito de “Los Choros”. Después de una hora de camino llegamos a La Higuera, el resto de la gente tenía que viajar hacia otros pueblitos: donde yo vivo los pueblitos quedan todos cerca, me impacte mucho que llegarían en dos horas mas mínimo, a Los Choros, y otros a Incahuasi, que era por lo demás la primera capilla que uno podía encontrar al entrar a la III Región, pero que pertenecía a la parroquia de la Higuera (IV región). Eran cerca de las 22.00 hrs. ellos llegarían cerca de las 01.00 a sus hogares en medio de un desierto completamente oscuro.
Día 2: Jueves Santo
A las 07.30 hrs. ya toda la comunidad me esperaba en la capilla de la casa de las hermanas, construida detrás del templo parroquial, para juntos hacer Laudes. Mucho me gusto dio el hecho de ser tratado como uno más de la comunidad, era este mi objetivo en verdad, como a poco me pareció por esos dias una comunidad mixta, aunque claro mi trabajo no se comparaba con el que se realizaba allí.
Tras un rico desayuno, La Higuera me recibió con mucho frio y con una camanchaca (niebla matutina) espesa que no dejaba ver nada. Cuando desperté descubrí por primera vez a La Higuera.
La Higuera es la comuna norte de la IV región de Coquimbo, en pleno norte chico y con el clima semiarido, que durante 3 estaciones del año es solo tierra seca, pero que en primavera enverdese y ocurre el milagro del desierto florido. A pesar de su gran extensión territorial tan solo posee 3.721 habitantes, de los cuales 2.084 son hombres y 1.637 son mujeres. La población de la comuna se encuentra esparcida en una serie de localidades dispersas por todas partes. Muchos caserios y pueblitos de data muy antigua que aprecen haberse detenido en el tiempo, entre las quebradas, rios secos y montañas peladas; Caleta Los Hornos, Chungungo, Los Morros, La Higuera (capital comunal), El Trapiche, Punta Colorada, Los Choros y Punta de Choros, son solo algunos. Todos estos pueblos son diferentes en todo lo que uno podría imaginarse, algunos parecen caerse al mar como Caleta Los Hornos, los mas cercanos quedan a 30 minutos en automovil como Punta Colorada, mientras otros a mas de 2 horas por caminos peligrosos, resbaladizos, de tierra en medio del desierto como Los Choros y Punta de Choros, tan solo El Trapiche cuenta con fuente de agua natural desde donde se abastece la mayoría de los pueblitos, otros se encuentran escondidos entre las altas montañas y el mar como Chungungo, dentro de una quebrada como El Maray o Quebrada Honda, y los mas lejanos se internaban en la cordillera como Los Morros. ¡Que impresión me dio todo esto! era un territorio inabarcable salpicado de gentes y donde el verde parecía aparecer de vez en cuando y por casualidad.
La Iglesia de La Higuera era mas pintoresca aun, cada pueblo tiene su santo patrono que marca fuertemente el carácter del lugar, sin embargo la mayoría de la gente, a diferencia de lo que uno podría pensar no participa y se muestra bastante indiferente. Solo hay una parroquia y el sacerdote que la atiende viaja desde La Serena (a una hora de camino) para celebrar misa los domingos. Es un sacerdote anciano, ya supera los 80 años, italiano, y quien lleva como párroco mas de 30 años. Existen cerca de 10 a 12 capillas extendidas por este inmenso trozo de desierto, y es tanto así, que la pequeña parroquia abarca incluso hasta el primer pueblo de la III Región; Incahuasi.
Ese día se celebraba la última cena, y como toda esta inmensa parroquia de cerca de 4150 km2 solo era atendida por estas tres carmelitas misioneras teresianas y el sacerdote que viajaba los domingos, era muy difícil poder llegar a todos los lugares con los servicios religiosos. Las hermanas me contaron que ellas vivían una misión itinerante, y que por la multitud de capillas se iban a vivir a los pueblos por una semana una vez al mes para poder misionar, pero que aun así no en todas partes era fácil, el frío muchas veces calaba hasta los huesos, no todas las capillas contaban con lugar para dormir, muchas veces habían tenido que dormir en el suelo con sacos de dormir, las comodidades son escasas y la necesidad mucha. Por todo esto en esta semana santa la comunidad se separaba; cada hermana pasaría celebrando los misterios en diferentes comunidades y todos se reunirían en la misa de resurrección el domingo en la parroquia, se habían priorizado las comunidades donde congregar a los fieles era mas dificil. así que según los dispuesto, ese día partimos con la Hna. Irma en la camionera a dejar a la Hna. Susana a Punta de Choros.
Punta de Choros es un pueblo muy turístico de aguas calmas y hermosas playas que invitan a descansar casi todo el año, ya que tiene muy buen clima; esta localidad es famosa por el fácil avistamiento de delfines, ballenas y lobos marinos. Muy visitado por turistas que buscan lugares de Chile con atractivos aún con ambientes muy naturales y fáciles de llegar. Nos subimos los tres a la camioneta, y enfilamos rumbo norte por la carretera panamericana, hasta desviarnos por un camino de tierra hacia la costa, el desierto lo cubria todo, un hermoso rio prehistorico, seco en su totalidad dejaba entrever una quebrada hacia el oceano que arecía estar muy lejos. camadas de guanacos acompañaban el paisaje de cactos, y la camionetra avanzaba lenta por lo peligroso y resbaladiso que la camanchaca dejaba el camino; tras una hora apareció ante nosotros el pueblito de Los Choros, que es una comunidad activa en la parroquia, sin embargo, donde casi solo van mujeres, dado el marcado paternalismo de la idiosincracia reinante en los lugareños. Famoso por ser un oasis en medio de la nada, con verdes y cenetarios olivos destacaba por una agricultura de gran tamaño, y los secretos de un rio subterraneo que abstecia a todo el pueblo. Los españoles en la epoca colonial habian descubierto este punto y la iglesia muy antigua aun mantenia alguna reminiesncia a esa epoca. Media hora después entramos en lo que miles años atras era fondo de mar; plano y extenso se hizo el terreno y unas hermosas dunas de arenas plancas abarcaron todo, el viento soplaba y frente a nosotros Punta de Choros y la Isla Dama. Algunos letreros denotaban las criticas de la población por el proyecto Suez Energy de hacer una termoelectrica en medio de lo que es un lugar unico en el mundo por su fauna marina. Pero por muy unico que sea el pueblo se compone tan solo pocas casas pequeñas, algunas mediaguas dispuestas desordenadamente, y dos caletas que dan suscento a un pueblo de pescadores. El verde sigue siendo inexistente. Dejamos a la hermana Susana instalada, por la tarde llegarían dos laicos de La Serena a quedarse con ella. Ellos tres atenderian a todo el pueblo.
2 horas de viaje para llegar a La Higuera, y una profunda conversación de alegrías, penas, sueños y dudas fue el cmaino de regreso para mi y la hermana Irma. Al llegar, a la radio. En La Higuera, la radio tiene un espacio catolico y las hermanas predican, rezan y dan avisos para todos los pueblitos.
Después de almorzar, me toco armar el momumento de la parroquia. Nunca había hecho uno, estaba acostumbrado a los fastuosos monumentos que se hacían en mi parroquia, y aca había que crear un espacio para el señor con unas telas, chinches y unos candelabros. me sorprendí de mi creatividad, y quedo bastante bien, o por lo menos eso digieron las hermanas. No tube tiempo para admirarlo pues tuve que irme con la hermana maría a media hora de camino bajando una cuesta, para llegar a Caleta Los Hornos a celebrar la liturgia de jueves santo.
Caleta Los Hornos se ubica a a 22 km. al suroeste de La Higuera. Es un lugar obligado para turistas y viajeros de paso que buscan gastronomía en base a productos del mar y que desean disfrutar de la pesca de orilla. Esta localidad cuenta con dos playas: Playa Caleta Los Hornos y Playa La Despensa. La caleta de pescadores de esta localidad cuenta con muelle, varadero y boxes. Pero a pesar de todo eso, es un pueblo que cuenta con poca belleza para quien no acostumbra del desierto. Sorpresa fue para mi que mientras se ordenaba todo para la celebración, la hermana María saco una enorme bocina hacia la puerta de la capilla y desde allí con un microfono comenzó a llamar a la comunidad a la liturgia… ¡¡era impresionante como su voz calma y hermosa cubría todo el cacerio!! mas impresión me dio abrir el sagrario y ver a Nuestro señor dentro, allí solito, en un roñoso y viejo sagrario, tan humilde y perdido en estos parajes. Las lagrimas no se hicieron esperar.
La Liturgia comenzaba a las 19.00 hrs, ya eran 19.40 y nadie llegaba, de pronto una persona apareció, al rato otra hasta que fueron 6. De todo el pueblo nadie parecía interesarse, para muchos un feriado mas, una apatía parecía reinar en todos ellos, indiferencia; muchas veces escudada en la desatención que por mucho tiempo habían tenido. Ese día solo 6 personas estuvieron en la cena, de ellas nadie quiso lavarse los pies, la verguenza era mayor, yo lo hice, y toda la impresión que me causo todo esto me la reservo como secreto entre el Señor y yo. Este día descubrí que acá se rehabilitaba el cuerpo de Dios, y senti mientras las olas chocaban en la playa que tenía ganas de ayudar a sanarlo.
El atardecer fue uno de los mas hermosos que he visto, me imagine mi parroquia en Quilpué con mas de 3000 personas, pero de las cuales ninguna participa regularmente mas allá de las fiestas especiales, y yo acá en un pueblito que se caía en el mar, con 5 personas adorando en silencio a Jesús mientras el sol se ponía. Fui muy feliz ese día, algo especial, pensé que era muy buena idea haber ido, aunque mis dones no eran muy útiles; no tocaba guitarra, no cantaba ni conducía… pero bueno como dicen siempre: ” es lo que hay”.
Así pasaron los días… Fue cada vez mejor.
Orlando Carvallo, Quilpué (Chile). Profesor de Historia, geografía y Cs. Soc. PUCV
Equipo de Comunicaciones CMT Chile // Equipo de Pastoral Provincial
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Realmente me alegro mucho que hayas vivido la experiencia y con nuestras hnas….Jesús esta presente en todas partes y mas en los mas pobres….uno recibe mas de lo que cree dar..felicidades….
hna Palmira (santuario teresa de los Andes)