Se destinó el día para avanzar en lo que sería el concretar las líneas de acción para cada una de las opciones capitulares. Ello implicó dedicar tiempo de lectura y reflexión que permitiera concretar las líneas de acción que se requería para hacer realidad lo que durante estos días venimos compartiendo desde inquietudes, necesidades, realidades y diversas situaciones.
Una vez definidas y elegidas las líneas que mejor responden a lo que buscamos como familia palautiana, se realizó la lectura e incorporación de aportes necesarios para luego acordar si todo lo que quedaba plasmado representaba aquellos anhelos que impulsan nuestra misión.
Se culmina confiando a Dios todo lo trabajado, y con esta oración se da el envío a los laicos animándolos a que continúen acompañando la vida con pasión y entusiasmo.
Envío que se expresó con el gesto, para hermanos y laicos, de “ser revestidos” con los colores de la congregación, evocando con un sencillo poncho aquel primer escapulario que la Virgen del Carmen ofreció a los carmelitas en el siglo XIII. Hoy el marrón y blanco carmelita deja paso al marrón, blanco y celeste palautiano, como expresión no sólo de nuestras raíces sino también de nuestro ser misionero y de esos cuatro ejes fundamentales que deseamos vivir.
Recibimos también esa LUZ que nos invita a ser testigos, y una pequeña estrella que nos lo recordará desde la sencillez de las manos que las crearon.
Como cierre de esta intensa jornada, la hna. María Teresa García y Sonia Mendoza nos obsequian con la mochila del peregrino como invitación a seguir el camino, el de Cristo, el de Palau.












