I. La yerba-luisa
1. Esta planta no tiene flor, ni en su ramaje pompa ni vanidad; pero su fragancia es muy fina y de un olor muy agudo y delicado; y además para la salud del cuerpo, tiene virtud especial. Aunque no tenga en sí la belleza de una flor, suple esta falta su principal que es la viola y la rosa.
II. Pobreza
2. Es una virtud la pobreza indispensable para que obre en nosotros la caridad. El amor de Dios vacía y limpia el alma de todo cuanto hay en ella que no sea Dios, y ese vicio, ese desprendimiento interior de toda cosa criada, es una virtud tan necesaria que sin ella la caridad no obra. Si al desprendimiento interior se une el exterior, y la renuncia de todos los bienes y riquezas del mundo, la pobreza toma una mayor perfección. La pobreza en sí y de por sí, ya sea interior o exterior, se presenta sin flores como la yerbaluisa, y sin la templanza a la que pertenece (modera el apetito de bienes y de riquezas) no formaría ramillete digno de ser presentado sobre el altar; mas la caridad la eleva a una alta dignidad y la toma para embellecerse a sí misma.
III. La pobreza en María
3. María desde su concepción inmaculada tuvo su corazón enteramente vacío de criaturas. Dios y sólo Dios ocupó siempre de lleno todos sus afectos y pensamientos. Hasta la predicación de su Hijo, vivió muy pobremente y cuando Jesús salió para la predicación, lo renunció todo y le siguió pobre, viviendo, como su Hijo y los Apóstoles, de las limosnas de los benefactores, y en esta pobreza exterior siguió el curso de su vida.
IV. Yerba-luisa
4 . ¿Tienes el corazón lleno? ¿de qué? Míralo bien, te importa mucho. Si le tienes lleno de criaturas, si estás rico con ellas, eres pobre y miserable, porque estás vacío de Dios. El corazón se llena de lo que ama: ¿amas a Dios? ¿a Dios de todo tu corazón? ¿Dios y sólo Dios le llena todo? ¿eres pobre de espíritu? ¡Feliz, feliz si no cabe en él criatura alguna! Si le tienes lleno de amores profanos, vacíale, límpiale y preséntale así pobre en manos de la más rica Reina y al hacer tu ofrenda, dile:
La presentación de la flor
ORACIÓN. Señora: Yo os ofrezco hoy la pobreza; yo me comprometo con este presente a un desprendimiento tal como el amor de Dios lo pide. Ahí va, Señora, mi luisa, unida a la rosa: aceptadla y dad fuerza a mis resoluciones.