No es mi pretensión hacer una biografía ni elogio del recordado pontífice cuya beatificación estamos celebrando, sino, recurriendo al libro ¿Por Qué Santo?, escrito por el postulador de su causa, Slawomie Oder, que llegara a mis manos, permitiéndome conocer facetas no muy públicas de su vida, unirme humildemente a la alegría que siente la iglesia toda por esta beatificación.
Por ello ni diré fecha ni lugar de su nacimiento, ni narraré detalles de su infancia, sino que iré marcando los detalles que, cual hitos luminosos , han descollado en su existencia
ROSTRO DESCONOCIDO
Hallándose un día en su aposento con un rostro que sensiblemente denotaba cansancio, una de las religiosas que servía en su apartamento le dijo “que estaba preocupada por su santidad”, a lo cual respondió: “ yo también estoy preocupado por mi santidad”
Uno de sus compañeros, en el seminario escribió una esquela que colgó en la puerta de su habitación : “Futuro Santo”, que fue cual el santo y seña de su actuar todo, como hombre y como sacerdote.
Su humanidad se transparentó en todos los actos de su larga vida, granjeándole no sólo admiradores, sino verdaderos amigos.
La fidelidad a la amistad le acompañó a lo largo de su existencia.
Otro detalle de su humanidad, fuel el arraigo a la tierra natal, no menos que su evocación de la figura paterna de su progenitor, que recordó siempre “ cargada con la seriedad y el sentido de la responsabilidad típicos de un militar de la vieja guardia
Su mentada humanidad abarcaba las tradiciones, los recuerdos, y hasta los sabores de su tierra polaca, haciéndole en muchas ocasiones retroceder a los días de su infancia o juventud, tanto en sus comentarios como en sus frecuentes ruedas de amigos, entre los cuales era recordado como un joven dotado de unos talentos muy extraordinarios , muy amigable y con un nivel moral muy elevado, siempre dispuesto a ayudar a cuantos lo necesitaran. Recordaba siempre los aniversarios de sus amigos, a quienes gustaba sorprender con su inesperada presencia.
Entre sus recuerdos de infancia y juventud, destaca el testimonio de su maestra de preescolar, Srta. Filotea, quien recuerda que con sólo cuatro años frecuentaba la escuela maternal de las nazaretanas, mostrándose como un niño vivaz, precoz y alegre, que al crecer, fue madurando en su alegría y caridad hecha obras.
En la adolescencia emergió en él la vocación y amor al teatro, si bien ello convivió en su persona, con una intensa búsqueda de lo espiritual que pareciera haber profundizado en sus presentaciones actorales, las cuales le afirmaron en su vocación hacia lo espiritual, hasta hacerle cambiar el teatro por el seminario.
Se mostró , en múltiples ocasiones, muy discreto para con sus amigos, apareciendo en las fotografías, cotidianamente, en segunda fila , si bien en las celebraciones desplegaba la mayor elocuencia.
En el ejercicio de la decencia, durante su juventud , hablaba de una manera sencilla, trabajaba mucho, y en más de una ocasión , en situaciones económicas y sociales bien difíciles.
En diciembre de 1953 obtuvo la licenciatura en ética y teología moral con la tesis “ Valoraciones de la posibilidad de construir una ética cristiana fundada en el sistema de Max Scheller, siendo nombrado obispo a los 38 años nombramiento al cual quiso resistir arguyendo su temprana edad para asumir tan grande responsabilidad: “ Soy demasiado joven”, explicó al prelado que le anunci
Escogió para su misión pastoral el lema “Totus tuus” , inspirado en la doctrina de Luis María Grignon de Montfort, sintetizando en él su entrega total a Jesús por María.
El crecimiento de la cultura fue una preocupación prioritaria en él, ocupándose en alto grado de mantener estrecha relación con las universidades y la asistencia a los laicos, esforzándose además en mejorar los estudios de teología.
Al obtener el título cardenalicio, en 1967, se convirtió en el exponente de mayor relieve de la iglesia polaca, al par que el adversario más peligroso del régimen comunista en dicho país.
1978:
Al entrar en el cónclave, algunos cardenales musitaron: Habemus Papa, refiriéndose a él , y después de la elección, el rector del Colegio belga, también cardenal, le dio un significativo saludo de aliento: “El Maestro está aquí, y te llama, respondiendo el pontífice. Obedeciendo en la fe a Cristo , mi Señor, confiando en la Madre de Cristo y de la Iglesia, a pesar de las grandes dificultades, acepto”.
Iniciaba así un pontificado que habría de ser de los de mayor duración en la Iglesia, el cual ha sido calificado como nada fácil, y que por la descripción de uno de sus amigos íntimos, podría agrupar los momentos más importantes en cuatro fases
La primera es la del Papa entusiasta que recorre el mundo, sale del vaticano y recorre toda la iglesia.
La segunda está integrada por el atentado contra su vida, y sus largas y penosas enfermedades, siendo la tercera, la de su ser crucificado, inmovilizado y postrado en una silla de ruedas, y la cuarta, su muerte, en una dimensión pascual que abarcó toda su vida.
Continuaremos esta síntesis, a manera de pinceladas sobre alguno de los múltiples aspectos o rasgos destacados del querido pontífice:
– Una firmeza basada en la humildad, que le llevó a buscar diferentes expertos para discernir sobre los asuntos más delicados.
– Oración por quienes colaboraban en el gobierno de la iglesia, sin excluir a aquéllos de menor nivel.
– Gran humildad en las relaciones humanas, extendida también al ámbito oficial.
– Valor ante el sufrimiento, que consideraba una gracia , mediante la cual testimoniar a Cristo.
– Veneración, agradecimiento y entrega a la Virgen.
– Amplia capacidad de perdonar.
– Marcado equilibrio entre la prudencia y la firmeza.
– Intensa capacidad y ejercicio del diálogo a todos los niveles.
– Profundo sentido de la universalidad de su responsabilidad como pastor supremo.
– Uso de un lenguaje claro y sencillo, accesible a todos.
– Rigurosidad en la redacción de los textos.
– Preocupación por la familia. (palabras textuales:”No sé si la historia recordara a este Papa, creo que no, pero si lo hace me gustaría que me recordase como el Papa de la familia”).
– Interés en dar a los laicos mayor fuerza y visibilidad en su actuar en el seno de la iglesia.
– Amplitud de dialogo con miembros y agentes de otras creencias.
– Asumir la cruz hasta las últimas consecuencias.
“LA PROVIDENCIA DIVINA ME LLEVO A OCUPAR ESTE PUESTO; AHORA NO QUIERO SER YO QUIEN PONGA FIN A ESA TAREA . EL SEÑOR ME TRAJO AQUÍ, DE FORMA QUE DEBE SER ÉL EL QUE JUZGUE Y DOSPONGA CUANDO TIENE QUE FINALIZAR MI SERVICIO. SI RENUNCIARE, LA DECISIÓN SERÍA MÍA, PERO YO QUIERO CUMPLIR PLENAMENTE LA VOLUNTAD DE DIOS, ASÍ QUE DEJO QUE SEA EL EL QUE DECIDA”.
Con este pensamiento del Santo Padre, quiero concluir esta sencilla relación. Que cuanto de él hemos leído, nos sirva para agradecer al Señor su maravillosa providencia, que así actúa en el alma de quienes se dejan modelar, y sea para nosotros un estímulo para: venerar al nuevo beato, dar gracias y gloria a Dios por su vida e imitar su ejemplo de generosidad y entrega.
Hna. Concepción Garriga Fenoll, CMT