Los 115 cardenales electores se reunirán a partir de mañana en el cónclave papal de la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Benedicto XVI, después de haber analizado durante una semana los problemas que confronta la Iglesia Católica y esbozado el perfil del nuevo pontífice.

Los cardenales sostuvieron hoy una última de las congregaciones generales, como se denominan a las reuniones preparatorias del cónclave, durante las cuales se escucharon las opiniones de la mayoría de los electores.

Fuentes vaticanas, citadas por medios internacionales de prensa, señalaron que los cardenales esperan la elección de un pontífice “carismático y fuerte”, capaz de hacer frente a los grandes problemas y desafíos del mundo actual, tras la renuncia de Benedicto XVI el 28 de febrero pasado.

“Dios ya ha decidido quién debe ser el nuevo papa. Ahora nos toca a nosotros descubrirlo”, dijo el cardenal nigeriano John Olorunfemi Onaiyekan, de 69 años, quien celebró este domingo misa en una parroquia de Roma.

“Dios entiende todos los idiomas y conoce todos los colores de las caras, por lo que la procedencia no tiene importancia”, declaró a su vez el cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla, cuando los periodistas le preguntaron si ha llegado el momento de un papa americano o africano. “La Iglesia no debe repetir los errores, pero tampoco exagerarlos. La Iglesia no está en retirada. Tiene deseos de renovación”, subrayó.

Los “favoritos”, según la prensa italiana, son el cardenal italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán, y el brasileño Pedro Odilo Scherer, de Sao Paulo, quienes de acuerdo con los vaticanistas consultados por los medios locales aglutinarían el mayor número de votos, pero sin llegar a los dos tercios necesarios para ser elegidos.

El jefe de la Sala de Prensa del Vaticano, el sacerdote jesuita Federico Lombardi, informó que las actividades de los cardenales comenzarán en la tarde del martes con una meditación del cardenal Prosper Grech para proceder después a una eventual primera votación.

Lombardi recordó que la legislación canónica establece que, si después de tres días de votaciones no se ha alcanzado la mayoría de dos tercios (77 votos), se procederá a un día de pausa para la reflexión y la oración, para continuar después con otros tres días de sufragios y así sucesivamente hasta el decimoprimer día, que se llegaría a votar sólo entre los dos candidatos que han tenido más votos.

Sobre la duración del Cónclave, el portavoz vaticano ha especificado que no se puede prever cuánto durará, aunque podría desarrollarse con rapidez, ya que una duración larga daría a entender que la votación esta bloqueada y que no es posible el consenso.

“Podemos esperar un cónclave breve: dos, tres, cuatro días. En el último siglo siempre fueron cónclaves breves”, dijo el padre Lombardi en declaraciones al portal digital Terra.

Lombardi estimó que los cardenales electores han tenido tiempo para un trabajo previo lo bastante profundo.

“Han tenido algunos días de reflexión juntos, han intercambiado comunicación, información, (mantenido) coloquios con los otros cardenales”, dijo. Para el portavoz estos contactos fructifican en “evaluaciones útiles para empezar este gran proceso de la elección”.

 Sobre la fumata que indica la marcha de la elección del nuevo pontífice, Lombardi explicó que se realiza después de quemar las papeletas de las votaciones, no de cada una, sino al final de la mañana y al final de la tarde, es decir, en cada caso, después de dos votaciones.

En este sentido, si no hay elección, se espera humo negro entorno a las 12:00 horas, al final de la mañana, y en torno las 19.00 horas, al final de las dos votaciones de la tarde. Pero si la elección es positiva en la primera votación, el humo blanco podrá esperarse entre las 10:30 y las 11:00 de la mañana, o en torno de las 17:30 y las 18:00 por la tarde.

Desde la aparición de la fumata blanca hasta el anuncio de la elección pasarán alrededor de 40 minutos, porque se llevan a cabo el rito de la aceptación de parte del nuevo Papa, el cambio de los ornamentos y el rito de obediencia por parte de los cardenales presentes en la Capilla Sixtina.

(www.lostiempos.com)