En esta iglesia, enfrente de la Basílica de San Juan Letrán, se encuentra la Scala santa un centro de atención para los peregrinos que vienen a Roma. Es la escalera por la que, según la tradición, Jesús subió el Viernes Santo cuando iba a ser juzgado. La madre del emperador Constantino, Santa Elena, mandó traerla hasta aquí en el año 326.