La pasionaria es una flor que se abre en mayo, y nos descubre la figura de una corona de espinas, cinco llagas, y tres clavos sobre una estrella de diez rayos y la hoja tiene el número siete; pero de por sí no puede formar ramillete porque le falta olor. La juntaremos con la malva-rosa, y la de olor con sus especies.

Puesto el hombre en marcha por el camino de la virtud, ha de sostenerse en medio de las pruebas, tribulaciones y contradicciones, firme, fuerte, leal, invariable. Sostener, aguantar, soportar y sufrir las penas y persecuciones que por causa de la virtud nos vienen, es cosa de la paciencia.
La pasión nuestra, sufrida por Dios, es una flor. La malva-rosa es otra flor: su hoja es muy dulce y suave… la pena se convierte en consuelo y es suave la carga cuando se lleva por Dios.

Señora: Os ofrezco la pasionaria como señal de mi resignación en sufrir. Yo me obligo y comprometo a tomar voluntariamente, de buen grado y gusto las penas, las contradicciones y las tribulaciones. Presentad mi pasión a vuestro Hijo y cuidad de mi pasionaria.