Últimamente, ha hecho noticia en España la situación del sacerdote Gumersino Meiriño, que ha sido llevado al estado laical por defender una doctrina de “Reiki Crístico”. El decreto del obispo de Orense le prohíbe “continuar defendiendo y difundiendo esas doctrinas heterodoxas”, y “de no corregir tales errores de modo público, y con hechos verificables”, le advierte de que incurrirá en la pena de entredicho, que entre otras cosas le impide recibir los sacramentos.

Esta polémica nos habla de una situación no menor que está ocurriendo en nuestra iglesia, donde doctrinas orientales como el reiki, el yoga, y otras de corte parapsicologico como la interpretación de los sueños, se han ido inmiscuyendo en la vida religiosa de laicos e incluso de consagrados.

El padre Miguel Pastorino es miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y actualmente es Director del Departamento de Comunicación Social de la Archidiócesis de Montevideo (Uruguay) y ha dado una larga entrevista a ZENIT sobre el reiki, terapia muy popular hoy en día y que responde al bullado caso del reiki crístico en la diócesis española de Orense.

¿Qué es propiamente el Reiki?: No es simplemente una terapia, sino una cosmovisión religiosa, con ritos iniciáticos y una espiritualidad panteísta que se amalgama con elementos cristianos, y con no pocos principios esotéricos y gnósticos, según las diversas escuelas o sistemas. El Reiki es definido como “camino espiritual” o” sistema de crecimiento espiritual” por varios de sus maestros. Como un “método natural de curación por medio de la energía universal, cósmica. “Rei Ki” es un término de origen japonés que se refiere a la “energía vital (ki) universal (rei)” que fluye a través de una persona que ha sido sintonizada en Reiki. “Rei” describe el ser universal, impersonal, omnisciente, que otorga vida, como los rayos del sol a los seres vivos. “Ki” es lo que emana del “rei”, es la energía o fuerza vital que pasa a través de todo lo que vive. Muchos de sus practicantes prometen un gran alivio al que lo recibe, en el plano físico y espiritual, una gran relajación y una plena sensación de paz interior… una nueva vida.

¿Cuáles son los principales elementos del Reiki incompatibles con la fe cristiana?. En primer lugar un dualismo cósmico. De origen taoísta, la teoría de los opuestos (Yin – Yang), viviendo en una constante “guerra espiritual” contra las energías negativas, de las cuales se protegen con símbolos protectores, que son simples amuletos, que promueven una mentalidad mágica y supersticiosa. Y por otra parte, subyace en sus escritos un panteísmo que reduce a Dios a una energía que se puede canalizar si uno se concentra y aprende las técnicas para ello. El sincretismo es tal, que en sus oraciones al “Padre”, lo llaman “Ser universal superior” y al “Espíritu Santo” lo igualan al “Ki” o “Chi”, es decir, a la energía que pasa a través de nosotros y que recibiríamos del universo, con lo cual Dios ya no es persona, sino una energía que podemos “sintonizar”. En algunos casos recurren a un lenguaje pseudocientífico para explicar que a Dios no lo vemos simplemente porque es una energía a otro nivel de frecuencia. Con esto basta para entender que están muy lejos de la fe cristiana y empapados de la New Age. Semejante a algunas antropologías gnósticas sus manuales nos hablan de una “chispa divina” atrapada en nuestra carne, y el 90% de sus adherentes creen en la reencarnación. Por otra parte, el mismo Jesús es nombrado como un gran maestro sanador que imponía manos, y hasta graciosamente lo proponen como un maestro Reiki muy antiguo. Incluyen una doctrina sobre Jesús que desfigura su identidad como Dios hecho hombre y como único salvador. El sentido cristiano de la imposición de manos no tiene nada que ver con el uso que se hace de ese gesto en el Reiki. Con esto bastaría para decir que nadie puede llamarse cristiano y tener una visión así de Dios, del mundo, del ser humano y de la vida después de la muerte. No tengo nada en contra de las terapias de origen japonés, pero advierto siempre a los católicos de la incompatibilidad de esta doctrina que se presenta como simple “terapia” y no es así.

¿Cómo discernir cuando nos alejan de la fe cristiana? –Es necesario un serio discernimiento frente a la multitud de disciplinas orientales importadas en occidente, ya que en el caso de que pudieran no ser perjudiciales en sí mismas, es preciso no caer ni en un rechazo a lo diferente por ser desconocido, ni en un concordismo ingenuo por falta de sentido crítico y coherencia en la fe. La mayoría de las disciplinas orientales traídas a occidente en la segunda mitad del siglo XX (Yoga, Artes Marciales, Meditación Zen, Tai Chi Chuan, Chi Kung, etc.) gozan del testimonio benéfico que han dejado a sus practicantes. Y es que, practicadas dentro de una buena purificación en contenidos y un serio discernimiento, no le es problema a un cristiano practicar cualquiera de ellas, salvo cuando se incluye en el aprendizaje elementos doctrinales y espirituales.

¿Qué opinión le merece incluir al Reiki como secta? –No es una secta, pero el tema es complejo. Las personas que lo practican tienen muy buenas intenciones: mejorar su vida y la de los demás, ser canales del “amor” (cósmico y divino), ser instrumentos de “sanación”. Y muchos otorgan sus sesiones gratuitamente porque la bondad no se cobra, lo cual es un signo de la renovación ética y espiritual que se produce en muchos de estos ambientes, lo cual es algo muy positivo. Sin embargo, muchos son los que detrás de la fachada de una simple terapia han encontrado un maestro espiritual que los escucha, una comunidad que los acoge, un ambiente de paz y armonía, una nueva religión que por no ser institucional dicen que no es religión. En todo caso habría que decir que no es una Iglesia, o una secta, pero alcanza con leer los manuales para ver que una cosmovisión como ésta es una propuesta religiosa con doctrina, culto y espiritualidad. Es así como podemos ver en un practicante de Reiki los rasgos psicológicos de un “recién convertido”: el fanatismo, el deslumbramiento y la persecución hacia quienes quieren cuestionar “algunos aspectos” de su nuevo descubrimiento. Cuando uno los escucha hablar no hablan de cuestiones terapéuticas sino espirituales. No hemos de condenar las buenas intenciones de tanta gente que quiere mejorar su calidad de vida, pero los cristianos podemos caer en la tentación de pedir prestada la espiritualidad o importarla de Asia, por haber secado nuestro propio pozo.

¿Qué desafíos presenta a la Iglesia este tipo de terapias promovidas dentro de los mismos creyentes? –La respuesta a muchos de estos problemas dentro de nuestra Iglesia se solucionan con una renovación espiritual, con una conversión verdadera, y hoy es un tiempo propicio para el primer anuncio y para un catecumenado de adultos que inicie realmente a los católicos en la vida de Cristo y en los misterios de nuestra fe. Porque como afirmaron los Obispos Latinoamericanos en Aparecida, una fe católica reducida a bagaje cultural, a elenco de normas morales y practicas devocionales, a una practica ocasional en algunos sacramentos… no resistirá los embates del tiempo. Es necesaria una verdadera conversión pastoral, que nos haga caer en la cuenta que no podemos descuidar lo esencial. Hoy son muchos los que manifiestan su hambre y sed de crecimiento espiritual, especialmente en países de secularización avanzada.

Fuente: Zenit